Pintura de excelente calidad en la que se ha representado al santo franciscano de rodillas y desfalleciendo mientras le rodean tres ángeles que acuden en su ayuda. El santo, demacrado, dirige su mirada hacia el rompimiento de gloria que se abre en el ángulo superior izquierdo, mientras le sostiene una mano uno de los ángeles. Estos, espléndida y barrocamente ataviados, se presentan en actitudes y posiciones diferentes, con las alas totalmente extendidas y con sus faldones ampulosamente desplegados, dando a la dramática escena un gran movimiento. El manejo de la luz es muy teatral, destacando el frente de los personajes sobre un fondo muy obscuro, tormentoso. Estilísticamente podría ubicárseles dentro de la escuela de José Juárez.