Hay dos novedades en este cuadro, que en lo fundamental sigue el esquema tradicional de la representación de la Virgen del Refugio. Una es que la Virgen y el Niño están rodeados por una guirnalda de flores, que le da al cuadro más vivacidad de la que normalmente tiene. La otra novedad es que al gesto de cercanía física entre madre e hijo se incorpora la sonrisa que tienen ambos personajes, poniendo una nota de cordialidad familiar en la representación.