La santa italiana (1362-1434) es invocada como patrona de los imposibles desde el siglo XVII, pues se dice que salían rosas e higos en su jardín en pleno invierno. Como dedicó muchas horas de su vida a la meditación sobre los sufrimientos de la pasión de Cristo lleva sobre el hábito y a la altura del pecho colocado el corazón de Jesús rodeado de espinas elaborado en plata. Destacan su rostro afilado y sus delgadas manos de donde se desprenden los dedos con cierto movimiento. Tiene una herida en la frente como producida por una espina de la corona de Jesús que se desprendió durante la oración y se clavó en su frente. LLeva el hábito negro ajustado con un cinturón del mismo color de los agustinos. Es una imagen de vestir de pequeñas dimensiones que está colocada en una base rodeada de floreros y candeleros de acuerdo a su tamaño.