En este retablo dedicado a la Divina Providencia, las calles laterales son interestípites muy desarrollados en pilastras-nichos. Esta construcción se enfatizó al colocar a manera de imposta de la peana, una forma de guardamalleta que lleva en el centro un relieve. Sensación que se acentúa aún más cuando se ve que sobre la figura escultórica que ocupa la pilastra-nicho, surge otra forma caprichosa que también culmina con un círculo ocupado por un relieve. De esta manera, las calles laterales así determinadas, tienen visual y volumétricamente, mayor relevancia que los estípites que enmarcan la calle central. Esta forma que arranca desde la base o banco del retablo, culmina con una cornisa salida y muy movida, especialmente en el centro de este gran cuerpo único. Hablo de un cuerpo único que en la parte central está ocupado por una pintura y una escultura. La pintura no es la original y el espacio para la escultura está vacío.
