La imagen está vestida con el hábito de las agustinas, negro con toca y esclavina blancas, además del cinturón de cuero negro. Pero en la cabeza lleva una corona de flores así como azucenas en las manos, y son las lágrimas y no las flores las que acompañan a la madre de san Agustín. Pero no es extraño en esta iglesia, donde parece que alguien se dedicó a identificar santos y santas, sin tener muy en cuenta las tradiciones iconográficas. La imagen de vestir tiene una cara muy interesante, parece salir de una pintura de Cabrera. Cara redondeada, mejillas rosadas, boca pequeña y bien dibujada. Del mismo modo las manos, con delicado movimiento de los dedos.