El ángel lleva en la mano los clavos y la soga con que amarraron y clavaron a Cristo. Es llamativa la falta de proporción con que está concebida la figura. La cabeza y las manos son grandes, pero el cuerpo es pequeño y los brazos extremadamente largos. El conjunto es agradable por el ampuloso movimiento de los paños del ángel y la amplitud de las alas, además del tratamiento del color.