En la iglesia lauretana utiliza este atributo de espejo de justicia, que sin duda proviene de la figura veterotestamentaria del libro de la Sabiduría (7,26) que relaciona a la sabiduría de Dios con un espejo sin mancha. La Virgen sostiene un espejo en sus manos, mientras unos angelitos la acompañan, uno de ellos con una balanza, símbolo de la justicia, que debe ser equitativa.