San José es el gran personaje ignorado por la Biblia. Apenas unas menciones al comienzo del evangelio de Lucas, quien se refiere a él como "cierto varón de la casa de David llamado José" (Lc1, 27). Su participación es mínima y rápidamente desaparece de la Biblia a diferencia de María que está presente hasta el final, la muerte de su hijo. Tampoco se explica la ausencia de José, de manera tal que la leyenda dorada, la religiosidad popular le inventaron hasta una muerte. Sin embargo, la popularidad de San José no necesitó más. Como el padre de Cristo, como varón casto, fue modelo de humildad y obediencia. La imagen escultórica de San José con el Niño en brazos es una de las más frecuentes en las iglesias mexicanas. Si bien es cierto que ahora ha sido desplazado por cultos como el de San Judas Tadeo, durante los años coloniales, fue el gran protector de la Nueva España. En este caso, se lo ve parado sobre un gran banco de nubes, en una mano lleva una vara con flores blancas que es su atributo más usual. Está vestido con los colores tradicionales verde y marrón claro. El Niño, en sus brazos, levanta uno de sus brazos hacia su padre, sin embargo se hace evidente que ambas figuras no se relacionan entre sí, más que por la necesaria proximidad física, sin embargo, permanecen aislados.
