El mascarón grutesco es parte de la ornamentación de la columna del retablo. De su boca surge una lengua con motivos vegetales que se convierte en flores. Las gárgolas y grutescos, sirven como educadores de la fé, ya que manifiestan con su desagradable aspecto, seres infernales o paganos y que huyen despavoridos de la casa de Dios, o que al momento de escuchar los evangelios, por sus bocas salieran aclamaciones.