Una de las maneras de representar el SANTO ENTIERRO es haciendo articulados la cabeza y extremidades del cuerpo de Jesucristo, muerto con párpados y boca semiabiertos que permiten ver ojos y dientes, así como la cara con expresión de dolor y rasgos finos. Talladas en la misma pieza la manta cernida en cintura, la barba y el pelo que cae detrás de los hombros. Los músculos y huesos de las costillas nos dan la sensación que no ha quedado aire ni sangre en su cuerpo). De esta manera es posible recrear durante la ceremonia del pasaje evangélico desde la crucifixión y descendimiento, hasta la sepultura cuando es colocado en una vitrina para poder ser venerado. Tradicionalmente la comunidad participaba activamente recreando este pasaje bíblico el VIERNES SANTO, de ahí que las dimensiones de la imagen correspondan a una escala real. Esta tradición ha perdido fuerza al cambiar la liturgia después del Concilio Vaticano II.
Observaciones del bien mueble
Presenta expresividad dramática original.
Materiales constitutivos
Madera, Cola, Tela, Blanco de España, Pigmentos al óleo