Esta pintura plasma los desposorios de la Virgen y San José ante un sacerdote judío y la mirada atenta del Espiritu Santo y del Padre Eterno en lo alto.
El sacerdote toma y acerca las manos de los contrayentes. Atrás de San José se observan otros jovenes pretendientes, que fueron rechazados ya que, conforme la narración de los evangelios apócrifos, solo la vara de San José floreció milagrosamente señalandolo como la persona elegida por el cielo para desposar a la Virgen María.
A espaldas de la Virgen hay algunas doncellas, posiblemente las muchachas casaderas de Nazareth.
Observaciones del bien mueble
La tela ha perdido tensión y tiene una perforación.