Imagen principal
Clave del bien mueble
MX-SC-DGSMPC-BM-003728-000046-000
Número de Cédula
46
Tipo de objeto (texto)
Pintura
Tipo de objeto
Nombre o título del objeto
Señor de Chalma
Autor
Anónimo
Época
S. XVIII
Siglo de creación
Descripción del bien mueble
Se trata de una imagen dentro del género de la escultura pintada. Retrata la figura del Señor de Chalma dentro de tu tabernáculo con cortinaje carmesí recogido, bujías ardientes y cuatro floreros de cerámica. El Cristo crucificado, a diferencia del original que retrata, se muestra agonizante. Lo más común sería asociarlo con el Señor de Santa Teresa, también llamado Cristo de Ixmiquilpan, porque aún se encuentra vivo. Sin embargo, la escena representada en la parte inferior del cuadro no corresponde en nada con la advocación de Santa Teresa y sí con el de Chalma.
La citada escena es por demás interesante, al centro se observan un par de religiosos agustinos con su hábito talar negro, trasladando la imagen escultórica legendaria desde la cueva -que se mira insinuada del lado izquierdo- al templo católico en el que hasta hoy se venera. Dos indígenas aparecen arrodillados en primer plano y de frente a su antiguo adoratorio. Otros personajes de la vida civil novohispana participan en la escena. Sin embargo el detalle más importante y desconcertante es la inclusión de un numeroso grupo de reos inquisitoriales ataviados con coroza blanca y candelas. Podría tratarse de una alusión al delito de idolatría que allí se llevaba a cabo según los religiosos católicos. Pero cabe recordar que la república de indios no se encontraba bajo la jurisdicción inquisitorial.
El milagro de la leyenda dice que en 1537 los frailes Sebastián de Tolentino y Nicolás Perea, de la Recolección de Religiosos Agustinos, evangelizaban la región de Malinalco y Ocuilán y se enteraron de que en una cueva cercana a Chalma se veneraba a Oxtotéotl (dios de la cueva) con sacrificios humanos. Fueron conducidos por los indios y al observar las diabólicas escenas, emprendieron la tarea evangelizadora exhortándoles a destruir el ídolo y venerar a Jesucristo. Al tercer día regresaron y vieron con sorpresa que en el lugar se encontraba la piadosa imagen que hoy se venera.
Existe otra leyenda que habla de un arriero que buscando su mula entró a la cueva y encontró a un prodigioso Cristo. Lo que tenemos por cierto es como en otros muchos sitios, estos celosos misioneros sustituyeron al ídolo por la imagen de pasta de caña de maíz llamada "Tatzingueni". Esta técnica es la que desarrolló Vasco de Quiroga y gracias a la maleabilidad, ligereza y duración de ésta, han llegando hasta nosotros buen número de piezas.
Fue tan atinado su culto que para fines del siglo XVI los frailes Bartolomé de Jesús María y Juan de San José decidieron fundar un convento de visita para atender a los peregrinos. Para 1683 fray Diego Velázquez de la Cadena construyó el edificio que en 1721 reconstruye fray Juan de Magallanes y finalmente, en 1830, el cronista del santuario Joaquín de Sardo entrega la obra fundamental que ahora conocemos. Carlos III le otorga el 6 de septiembre de 1783 el título de Real Convento y Santuario de Nuestro Señor Jesucristo y San Miguel de las Cuevas de Chalma.
Observaciones del bien mueble
Inscripciones: INRI.
El lienzo presenta perforaciones.
Por estar aún agonizando, la imagen se puede asociar con el Señor de Santa Teresa.
Materiales constitutivos
Tela, Pintura
Técnica de manufactura
Óleo sobre lienzo
Alto 1
1.25
Ancho 1
0.96
Profundidad 1
0