Este lienzo retrata la escultura pintada de la Virgen del Rosario. De pie sobre una peana sostiene un rosario o hilo con cuentas y con el otro brazo al Niño Jesús. Nótese el rico vestido con motivos vegetales, los encajes del rostrillo y los puños, así como su capa pluvial que denotan gran riqueza en la indumentaria. Está ceñida de corona imperial y es una figura que se exhibe en su nicho o fanal cubierto por cortinas, que en esta ocasión han sido corridas por un par de angelitos volanderos.
Las devociones al Santísimo Rosario y a la Virgen del mismo título están estrechamente ligadas con el origen y la trayectoria de la orden de predicadores o dominicos. Esta congregación se fundó en el año de 1216, en Toulousse, Francia, a iniciativa del español Domingo de Guzmán (1170-1221), quien fundó la Orden para defender a la Iglesia de la herejía de los cátaros.
En la España imperial de mediados del siglo XVI, la difusión de esta devoción adquirió un carácter general, especialmente a raíz de la batalla de Lepanto (1571) en que la gran victoria de la armada cristiana sobre el imperio turco fue atribuida a la milagrosa intervención de la Virgen del Rosario. Ésta jugó un papel decisivo en la defensa del catolicismo y de su monarquía: ya sea invocada en las batallas más decisivas o confiando a sus poderes la conversión de los pueblos gentiles, entre ellos los del Nuevo Mundo. En la parte de atrás tiene una inscripción que dice fue realizada a devoción del señor Antonio Flores en el año de 1753.
Observaciones del bien mueble
Inscripción en la parte posterior de la tela:
+ A devoCion de Sr don antonio flores / en el a de 1753
