Se trata de la representación se san Agustín que privilegia su imagen como Doctor de la Iglesia y fundador de Orden. La figura del santo abarca todo el lienzo y se recorta sobre un fondo obscuro y nuboso. Agustín se mira de pie y va ataviado con el hábito negro de la Orden, con una cruz en el pecho y tocado de mitra por haber sido obispo de Hipona; reforzando esta categoría se encuentra el báculo que sostiene el ángel que se observa a sus pies. Carga con un brazo la maqueta de la Iglesia mientras que con la mano derecha sostiene en lo alto el corazón inflamado traspasado por una flecha. Este símbolo se convirtió en el blasón de la Orden de frailes que fundó. Es frecuente verlo asociado con un triángulo equilátero, como símbolo trinitario. Este elemento apenas se dibuja en la esquina superior izquierda del lienzo.