Cristo entrando a Jerusalén

Descripción del bien mueble

Se trata de un conjunto escultórico que se inscribe en la escena de la entrada mesiánica de Cristo en Jerusalén.
La figura del Hijo de Dios es articulada y sólo se encuentra tallado el busto, las manos y las piernas. Va montado sobre un burro cuya cola y crin son de pelo. Jesús dirige su mirada hacia abajo, con una mano sostiene las riendas del animal, mientras que con la otra señala a lo alto. Las vestiduras moradas así como el resto del ropaje que lleva son actuales, al igual que el postizo de cabello.
En este episodio, que según san Juan evangelista habría sucedido después de la resurrección de Lázaro, Jesús acompañado de sus discípulos, bajaba de Betania por el monte de los Olivos y, al acercarse a Betfagé, envió a dos de los suyos al pueblo para que se adueñaran de un pollino que ahí estaba y que nunca había sido montado. Todo ocurrió tal como el Señor lo había predicho. Marcos y Juan apuntan en sus textos que el hecho de haber utilizado un borriquillo como cabalgadura respondía a que debía cumplirse lo profetizado por Zacarías: "Exulta sin freno, Hija de Sión. He aquí que viene tu Rey, Justo y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna" Jn. 12, 16. Al entrar en Jerusalén y a medida que avanzaba en su camino hacia el templo, la gente le salía al encuentro con palmas y ramos cantando: "Hosana, Bendito el que viene en nombre del Señor" Mc. 11, 8. Este acontecimiento se entiende como un anuncio de la aceptación de Cristo como Rey que es saludado con palmas.
El llamado Domingo de Ramos es el último de la Cuaresma y el primero de la Semana Santa. Durante esta celebración dentro de las tradiciones populares, suele llevarse en procesión una imagen de Cristo sobre un asno o bien un conjunto escultórico en el que tanto la figura de Jesús como del animal son de bulto y colocadas sobre una base con ruedas o sobre andas. En la gran mayoría de los casos se trata de imágenes de vestir, algunas de ellas totalmente articuladas.