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Nombre del Inmueble
La Compañía de Jesús
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000297
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000297
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Pátzcuaro ha sido, suscesivamente, centro y raíz del reino tarasco, consolidado durante el reinado de Tariácuri, a cuya muerte se anexó como barrio del reino de Tzintzuntzan; en la conquista y la colonia, recobra su antigua importancia con el arribo de Don Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán, quien asienta en Pátzcuaro la Sede Episcopal en 1540, cambiándola de su anterior asiento en Tzintzuntzan; es fundado en la ciudad el primer colegio de Michoacán en 1541, el de San Nicolás, para la instrucción de españoles; se le otorga el título de ciudad capital en 1544, y se convierte en importante centro de cultura y comercio de la región, importancia que mantiene durante el período virreinal.
Son los frailes franciscanos los que primero arriban a Michoacán, donde desarrollan una amplia labor de evangelización; los Soldados de San Ignacio de Loyola, como se llama a los frailes de la orden Jesuita en honor a su fundador, arriba posteriormente, ya que su llegada a la Nueva España se efectúa en 1572. Llegan los primeros jesuitas al país con el P. Pedro Sánchez en número de 15, de los cuales 8 son sacerdotes, 3 teólogos y 4 coadjutores. Cuando la orden llegó a la Nueva España... tenía la intención de convertir y educar a los indígenas. Para 1585, este deseo se había traducido en actividad misionera y trabajo educativo destinado primordialmente a proporcionar más sacerdotes tanto para la sociedad como para los obispos (1). Dada su actividad de formación espiritual e intelectual para imbuir a los jóvenes estudiantes sus principios e imagen, aunada a una actitud independiente y de superioridad, los jesuitas atrajeron la animadversión de la gente, siendo expatriados por Carlos III en el año de 1767, cuando ya sumaban 687 dentro de la orden.
Fueron restablecidos los jesuitas cuatro veces, en 1816, 1853, 1858 y 1863, y suspendidos o expulsados igual número de veces durante el virreinato. Al territorio de Michoacán llega la orden en el año de 1572, mismo de su arribo a Nueva España, como respuesta a una solicitud que Don Vasco de Quiroga presentara en su oportunidad al General de la Compañía, San Francisco de Borja, siendo los primeros en esta misión Juan de Curiel y el hermano Juan de la Carrara, iniciando en Pátzcuaro su tarea de evangelización.
2.-EMPLAZAMIENTO
La ciudad de Pátzcuaro, asiento del Templo y Ex-Colegio de la Compañía de Jesús se encuentra ubicada en la parte alta del lomerío que se encuentra en la ribera sureste del bello lago del mismo nombre, y es cabecera del municipio del mismo nombre. Se comunica con la capital del estado, Morelia, por dos carreteras pavimentadas; la más corta de éstas, que pasa por Tiripetío, recorre sesenta kilómetros, y la más antigua cuyo trazo nos lleva por Tzintzuntzan y Quiroga se extiende en setenta y dos kilómetros. Pasa por la ciudad la vía corta a Uruapan, y también parten de ella carreteras y caminos que la comunican con los poblados ribereños, así como con la egión, denominada tierra caliente, a través de poblaciones como Tacámbaro, Ario de Rosales y la Huacana.
Población con estructura urbana en la cual se combinan la traza reticular típica de los primeros asentamientos hispanos con la que sigue los accidentes topográficos en caprichosas vueltas, es uno de lo mejor conservados ejemplos de la arquitectura popular de la región tarasca, ya que sin faltar en ella numerosos ejemplos de arquitectura académica, predominan bajo sus bellos techos de roja teja con fuertes pendientes las construcciones de materiales y diseño propios de los modos de vida de la zona, los que se unen a la cultura aun vigente para enriquecer el patrimonio cultural del país.
El templo de la Compañía de Jesús se localiza en la esquina formada por las calles de Alcantarillas y Lerín, con su frente y atrio sobre la primera, viendo al norte, y su portada lateral, actualmente entrada usual al recinto, hacia el poniente en la segunda, rematando la ascendente calle que la une con la Plaza Vasco de Quiroga, de gran belleza y dimensiones, la principal de la ciudad. Caminando hacia el norte sobre la calle de Lerín, se recorre una corta cuadra para llegar a la Basílica, antigua catedral fundada y construida por Don Vasco. Otras construcciones de gran importancia histórica y arquitectónica son vecinas del templo, como la Pila del Angel, dentro de la misma manzana de éste, el Museo Regional del I.N.A.H., la llamada Casa del Gigante y la casa de los once patios.
3.-HISTORIA
Frecuentemente la Compañía de Jesús ocupó para alojar a los religiosos de su orden y ejercer su ministerio construcciones que habían sido previamente fundadas y ocupadas por franciscanos, agustinos y otras órdenes. En el caso del Templo de la Compañía en Pátzcuaro cae dentro de esta eventualidad, y lo que hoy conocemos como templo jesuita fue originalmente la Catedral de San Salvador, que fuera fundada por el obispo Vasco de Quiroga y mandada construir hacia el año de 1540. En el año de 1574, ya asentados los jesuitas en Pátzcuaro, tomó posesión de la casa conventual y la iglesia anexa el Padre Provincial Pedro Sánchez, quien llegó a Pátzcuaro con tal finalidad, con lo que quedó fundado el segundo Colegio de Jesuitas en territorio de la Nueva España.
Fué el primer rector de tal colegio el Padre Curiel, cuyo nombre ignoramos, y en 1580, cuando la Compañía de Jesús es trasladada a Valladolid, casi al mismo tiempo en que la sede Episcopal es trasladada a la misma ciudad, el colegio corre igual destino y en 1583, después de un litigio en el cual los jesuitas se dividieron entre el Colegio de Valladolid y el que permaneció en Pátzcuaro, es nombrado Vicerector de éste último el P. Francisco Ramírez.
Trascurre la historia del templo y colegio paralela a la continúa labor de la Orden no sin contratiempos, como los provocados por el incendio que, generado por un rayo, sufren ambos edificios en el año de 1583. No tardan los jesuitas en sobreponerse a la desgracia y ya para el siguiente año se encuentran iniciando las reparaciones, entre las que se incluyó el crecer la iglesia en su longitud, así como una nueva techumbre para la nueva y mas grande nave resultante. El colegio no fue reparado sino hasta entrado 1585, año en que se inician las obras.
Nos dice González Galván que La Construcción del Colegio y el Templo existentes datan del siglo XVIII, y forman entre ambos un bello conjunto de sobrio barroco (2), lo que deja implícita la destrucción, o al menos severas modificaciones a los edificios originales de los que ya hemos hecho mención, y si aun fueron los jesuitas quienes realizaron tales obras, pueden ubicarse estas a mas tardar en el segundo tercio del siglo XVIII, ya que la orden sólo permanece en el país atendiendo sus labores hasta 1767, en que por real orden de Carlos III son expulsados no sólo de la Nueva España, sino de todo su reino.
Por su parte, Justino Fernández nos da en su obra Pátzcuaro: su situación, historia y características, el dato por demás curioso de que el reloj existente en la torre del templo fue enviado a la Nueva españa por Felipe II en calidad de desterrado. Expulsados los jesuitas, el colegio siguió funcionando como escuela primaria, para que en 1854 el Obispo Munguía donara el inmueble a los padres de San Vicente de Paul.
En 1858 fue clausurado por el Gobierno del Estado, reanudando posteriormente actividades como seminario auxiliar del Tridentino de Michoacán. Vuelto a clausurar, en plena etapa revolucionaria en el año de 1912 fue destinado a escuela primaria particular, sirviendo luego como cuartel hasta 1930, para ser ocupado en seguida por una escuela oficial del estado. Hoy en día, el inmueble funciona como iglesia católica y escuela secundaria.
En este templo fué sepultado Don Vasco de Quiroga, y tal hecho lo atestigua una gran lápida de mármol a un costado del presbiterio. Otra placa en el altar señala Bóveda y entierro de Gregorio Morales y Catarina de Soria su esposa e hijos y descendientes , a cuya costa y devoción se hizo este altar mayor en 1691.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
Templo y Ex-colegio coinciden en un amplio espacio atrial de forma rectangular, en cuyo costado oriente se sitúa el edificio del antiguo colegio en tanto que el templo tiene su fachada principal en su lado menor y al sur del atrio. Los dos costados restantes están cerrados por gruesa barda atrial de poca altura, misma que sirve de muro de contención al atrio, cuyo nivel es sensiblemente más alto que el de las calles que lo limitan. En la esquina que forma la barda se yergue la cruz de cantera tradicional del siglo XVI.
La fachada del colegio abre su fachada de dos pisos al oriente, con arcos de medio punto en la planta baja, actualmente cegados por muros que contienen cada uno en el centro una ventana cuadrada; esta arcada se ve cortada en su medio por la puerta de acceso, con pilastras, arco de medio punto y cornisa de cantera labrada. La planta alta se conforma de ventanas rectángulares armonicamente distribuidas y correspondiendo a la arcada inferior, con sencillos marcos de cantera labrada, los que junto con la puerta principal, destacan sobre el liso aplanado que recubre la fachada. El techo de teja remata con su voladizo protector el paño del muro.
La fachada principal del templo que data ya del siglo XVIII, (forma con el colegio) un bello conjunto de sobrio barroco (3). Se compone con portada de cantera labrada, en la cual la puerta con arco de medio punto sobre ligeras pilastras se enmarca en dos pilastras sobre altos basamentos, tablerados ambos, que se cierran con pesada cornisa con esbeltos remates periformes. La ventana coral se levanta sobre una guardamalleta con marco moldurado, a sus lados esbeltas pilastras doblan al centro para formar el cerramiento sobre el cual una cornisa ligera sostiene los moldurados que decoran un nicho en el que aparece una escultura de difícil identificación, posiblemente San Ignacio de Loyola. A ambos lados de la ventana se abren óculos octogonales abocinados, y una moldura mixtilínea aparece como remate visual del imafronte, prolongándose sobre ella el muro que remete su paño para terminar el arco rebajado.
Al lado derecho de la fachada se encuentra la torre, con dos cuerpos o cubos ciegos de planta cuadrada, menor el segundo que el primero; sobre estos un tercer cuerpo de menor lado en su base, ya de cantera labrada, abre un vano en cada cara para alojar campanas, y sobre él un nuevo cuerpo ochavado con similares ventanas hacia los mismos cuatro lados se cierra con techumbre piramidal. En los cuatro espacios que dejan libres los ochavos, esbeltos remates periformes dan movimiento a la composición.
En la fachada lateral oriente se destaca el singular efecto logrado por los salientes paños de la torre y capilla lateral sobre el paño del muro de la nave, a la que se accede por amplia escalinata a través de una puerta con arco de medio punto enmarcado por pilastras, todo ello de cantera. En la torre aparece, sobre el muro con que se cegó un vano para campanas, aquel reloj que desterró de España Felipe II.
En el interior el templo acusa su planta de cruz latina, dividido en siete entre-ejes señalados en el plafón de duela que, con forma de medio cañón rebajado cubre la estructura de la techumbre de teja, por arcos de madera en doble sección de ligeras vigas cerchadas. Bajo el primer entre-eje se encuentra el coro alto, de reducido fondo y con galerías laterales que sobresalen de éste, limitándolo un bellamente labrado balaustre de madera, mismo material que conforma la estructura que lo s oporta.
Los entre-ejes quinto y sexto corresponden a los brazos de la cruz, en los que bajo cubierta de bóveda franciscana, se alojan sendas capillas laterales. Ambas capillas tienen como portada arco de cantera escarcianos sobre pilastras tableradas, al igual que los altos basamentos de los que arrancan. El presbiterio ocupa el último entre-eje, y se separa de la nave por unas gradas y barandal de fierro colado de principios de siglo. Es de notarse que el templo conseva su piso de madera en forma de gruesos tablones, ejemplo poco común en la época actual.
Una puerta con marco sencillo de cantera, sobre el cual aparece el escudo jesuita labrado en el mismo material, se localiza frente a la puerta de acceso lateral, bajo el tercer entre-eje y comunica con dependencias del antiguo colegio, en tanto que a la sacristía se accede por dos puertas situadas en el muro absida, atras y a los lados del altar principal.
5.-OBRAS DE ARTE
Consta el templo de cuatro altares, el barroco en forma de ciprés de dos cuerpos que conforma el altar mayor, fabricado en cantera, en cuyo primer cuerpo está la imagen escultórica de la Virgen María en buena talla policromada, y en el segundo un San Ignacio de Loyola de gran antigüedad y calidad. Ambas imágenes son las mejores de entre las contenidas en el templo.
Los dos altares neoclásicos de las capillas laterales tienen diversas imágenes de mediana calidad, tales como un Sagrado Corazón de Jesús, un Señor San José, Sal Alberto dos Santos, una Inmaculada Concepción y un Cristo en la cruz con un angel en actitud de adoración. Una Virgen de Lourdes con Bernardita hincada en oración y un San Ignacio de Loyola de cedro rojo completan estos altares. El cuarto altar, sobre el muro lateral norte, contiene dos imágenes de calidad igualmente mediana. Un Nazareno cargando la cruz, al lado del altar, de la nota trágica con su expresiva talla.
La obra pictórica contenida en el templo es de gran valía; comencemos por decir que hay seis cuadros al oleo, con la representación de los Arcángeles, primeros en importancia en la corte Celestial, magníficas pinturas del siglo XVII debidas a Juan de Miranda se encuentran distribuidas, dos en el coro bajo y dos en cada una de las capillas laterales. El autor, a pesar de no ser muy destacado, adquiere notoriedad por ser el primero que retrató a Sor Juana Inés de la Cruz.
También del siglo XVII es el gran Cristo crucificado al oleo, de buena calidad, que se encuentra en la sacristía. Este cuadro, a diferencia de los anteriores, no tiene autor conocido pero se está fechado en el año de 1658. En la misma sacristía existen otros cuadros de Juan de Miranda, y aunque no están fechados, deben ser de fines del siglo XVII o principios del XVIII, en que fallece el pintor. El primero es un gran lienzo en el que, a las figuras de San Pedro y San Pablo, apóstoles de Cristo y fundadores de la iglesia, acompaña el Espíritu Santo, en bella composición; un Cristo en la Cruz, de 1.20 x 2.00 mts. y con bien lograda expresión de agonía, es el segundo; el tercero es una imagen de San Ignacio de Loyola, fundador de la orden Jesuita, de .90 x 1.50 mts. El último cuadro de Miranda es un Nacimiento de la Virgen María, de buena calidad y composición un tanto ingenua, el cual desgraciadamente destaca del resto por el grave estado de deterioro en que se encuentra, el cual amenaza con una total destrucción de la obra.
Cabe consignar como parte de las obras de arte del templo el bello y antiguo órgano que, en estado de abandono y fuera de uso, se encuentra situado en el coro alto, con su dorado mueble enmarcando las flautas que ya no acompañan con su rico sonido los servicios religiosos. También es pieza de calidad el bien ensamblado púlpito de madera con capelo, originario del Siglo XIX, cuyo diseño y estado de conservación son dignos de mención.
6.-NOTAS BIBLIOGRAFICAS
1. Denson Riley, James. HACENDADOS JESUITAS EN MEXICO. Pág. 15.
2. González Galván, Manuel. ARTE VIRREINAL EN MICHOACAN. Pág. 244.
3. IBIDEM.
7.-BIBLIOGRAFIA
Denson Riley, James. HACENDADOS JESUITAS EN MEXICO, Colección Sep-Septentas. Núm. 296, Editorial Melo, S.A., México, 1976.
González Galván, Manuel. ARTE VIRREINAL EN MICHOACAN. Frente de Afirmación Hispanista, A.C., México, 1978.
ELABORO: ARQ. RAMON M. BONFIL
FECHA: 1985.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
La Compañía de Jesús