Nombre del Inmueble
La Santa Cruz
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000392
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000392
Contenidos
1.-CONTEXTO URBANO
La parroquia de la Santa Cruz está ubicada en un entorno que, afortunadamente, ha sufrido pocas transformaciones en los últimos dos siglos, de manera que forma, junto con las construcciones circunvecinas, uno de los conutos ás homogéneos del barrio del mismo nombre y de toda Puebla.
Se trata, además, de uno de los pocos sitios importantes del Centro Histórico que se aparta de la traza regular, quizá por su misma antigüedad, anterior a la de la fundación definitiva de la Puebla. Al llegar frente al atrio de la parroquia, la calle 12 Norte se bifurca, formando una plazuela de la que parte una diagonal que asciende y la comunica con la 14 Norte. Del otro lado de esta calle, empedrada como todas las del rumbo, se encuentra la capilla de la Verónica, una de las estaciones del Viacrucis en este barrio.
Predominan las casas de dos y tres niveles, con sus vanos de fachada enmarcados, provistos de cornisas y pintados de vivos colores. Muchos tienen balcones enrejados.
El uso del suelo es predominantemente habitacional, aunque hay algunas escuelas, y parece como si el paisaje urbano estuviese constituído exclusivamente por elementos artificiales, ya que se ven pocos árboles o vegetación. En cambio, las bancas de albañilería en la plazuela frontera al atrio son ejemplos típicos del mobiliario urbano heredero de una tradición barroca.
2.-ANTECEDENTES E HISTORIA
El barrio llamado el Alto de San Francisco fue ocupa el sitio en el que estuvo la primera fundación de la ciudad de Puebla. Cuando la ciudad española se trasladó a la banda occidental del río Almoloya -o San Francisco-, el barrio quedó habitado por numerosos indígenas que habían llegado para ayudar en la construcción de la ciudad y por escaso número de moradores españoles que no quisieron trasladar su vivienda a la nueva Puebla. Pronto, el barrio comenzó a progresar, y en 1591 ya se construían unos portales en la plaza que luego fué conocida como del Portalillo.1 El sitio se conoce hoy como Plaza Abasolo.
La administración religiosa de los vecinos de el Alto quedó a cargo de los frailes franciscanos, quienes la ejercieron, sucesivamente: primero, desde su establecimiento provisional; luego, en la capilla de San Juan Bautista anexa al convento actual; y finalmente, desde el templo que erigieron -también dedicado a San Juan Bautista- que luego se conoció como San Juan del Río.
Cuando el obispo Palafox y Mendoza secularizó las parroquias en 1640, la cura de almas del barrio tuvo su sede en la parroquia de San José, atendida por dos sacerdotes. Pero posteriormente, en tiempos del obispo Manuel Fernández de Santa Cruz (1676-1699), se decidió que el Alto tuviera su propia parroquia, y que ésta se estableciese en la antigua capilla dedicada a la Santa Cruz, llamada de los españoles. Veytia considera que ésta se hallaba en el sitio en que los franciscanos oficiaron la primera misa cuando se fundó la ciudad.2 Sin embargo, el edificio ya estaba en muy malas condiciones, por lo que fue necesario instalar provisionalmente la parroquia en la capilla del Via crucis llamada del Cireneo. El 8 de septiembre de 1683 se colocó en ella el Santísimo y se comenzaron a administrar los sacramentos. Mientras tanto, se rehabilitó la capilla de la Santa Cruz, y se instaló en ella la sede parroquial el 13 de febrero de 1684.
De inmediato se comenzaron a recabar limosnas para levantar un nuevo templo, pero no fue posible iniciar las obras sino hasta el 3 de mayo de 1693, en que el propio prelado Fernández de Santa Cruz puso la primera piedra. La iglesia tardó varios años en concluirse y finalmente se dedicó en marzo de 1714. Los campanarios llevaron más tiempo: sus primeros cuerpos son de 1744, mientras que los remates fueron fabricados, aparentemente, en el presente siglo.3
El interior de la parroquia fue decorado con diversos retablos tallados y dorados. Uno de ellos, el dedicado a Nuestra Señora de la Luz, fué patrocinado por el cura Andrés de Arce Quiroz y Miranda. A este sacerdote se le debe la consolidación de la parroquia, ya que también mandó construir la sacristía, el bautisterio y la vivienda para el vicario y los sirvientes, obras que tuvieron un costo de 34,000 pesos. Además, en 1765, él mismo hizo que se levantaran otras construcciones anexas al templo para que fueran utilizados como escuelas de doctrina cristiana y primeras letras, donde se les impartiría educación a los niños y niñas del barrio en forma gratuita.4
El territorio administrado por la parroquia de la Santa Cruz se limitó al barrio del Alto, que tenía una abundante población y diversas capillas dentro de su jurisdicción, entre las que se encontraban: la capillas del Via crucis, San Juan del Río, el Tecpan o Santo Ecce Homo, el templo de Xonaca, la Misericordia, San Diego el Pobre, Nuestra Señora de Balvanera, y la antigua capilla del cerro de Belén que después se conoció como de N uestra Señora de Guadalupe.
En el sigo XIX, el atrio de la iglesia fue rodeada por una barda calada, y al frente se colocó un pórtico neoclásico en el que se inscribió la fecha de 1886.
Es posible que antes de esa fecha, con motivo de la nacionalización de los bienes del clero, parte de los anexos hayan pasado a manos del gobierno federal, porque hacia 1929, el gobierno federal, a través de la dirección de Bienes Nacionales, entrego dichas dependencias al encargado de la parroquia. Ya en 1932 se había instalado ahí una escuela particular.
El edificio fue declarado monumento nacional el 20 de junio de 1941, declaratoria que no impidió, pocos años después, que el templo fuese renovado por el cura encargado, Manuel M. Teyssier, y que su obra fuese bendecida en 1954. De la decoración virreinal sólo se conservaron un cuadro de la Virgen de la Luz, firmado por Luis Berruecos, y un San Sebastián de Antonio Santander. Actualmente, la parroquia sigue prestando sus servicios religiosos, dentro del culto catolico.
1 Javier Torres, Barrio El Alto..., s.n.p.
2 F. de E. y Veytia, Historia de la fundación..., t. Ii, p. 262-263.
3 M. Toussaint, La catedral y las iglesias..., p. 96.
4 F. de E. y Veytia, op. cit., t. II, p. 264-265.
3.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El conjunto parroquial cuenta con un atrio de planta trapezoidal, delimitado por una barda calada por saeteras, que le dan aspecto de celosía. Está provisto por una sola portada atrial, de construcción decimonónica, con vano de ingreso rodeado por jambas y arco de medio punto, con columnas exentas toscanas sobre plintos que apoyan un entablamento. Sobre éste último se alza un remate de róleos aplastados, tablero decorado con relieves de guirnaldas, orbe y cruz de cantera labrada. Sobre las columnas y un par de pilares extremos se encuentran cuatro esculturas de los Evangelistas.
La planta del templo asume la forma de una cruz latina, con la nave principal orientada de Sur a Norte a lo largo de 6 tramos. Los primeros cuatro están cubiertos por bóvedas de cañón con lunetos, excepto la bóveda del sotocoro, que es de arista, muy escarzana. Todos los arcos fajones descargan sus esfuerzos impostas ubicadas bajo los resaltos del entablamento que recorre los muros de la nave.
En el quinto tramo se encuentra el crucero, donde los arcos torales también se apoyan en impostas y a su vez sostienen, junto con las pechinas, un anillo octogonal del que parte la cúpula gallonada. Los brazos del transepto están cubiertos por bóvedas de canón y lunetos, mientras que sobre el sexto tramo de la nave principal, donde se encuentra el presbiterio, se construyó una bóveda de arista.
El templo ha sido redecorado en épocas recientes, por lo que carece de yeserías barrocas, a excepción de las cabezasatlantes de querubines que parecen cargar las impostas.
En el segundo tramo de la nave, del lado de la Epístola, se construyó un espacio octogonal cubierto por una cúpula con funciones de bautisterio.
Las dos capillas que completan el conjunto parroquial se encuentran ubicadas en posiciones poco usuales. La más antigua es la de Santa Elena, a la que se entra desde un segundo atrio, de acceso limitado. Es muy sencilla, ya que consta únicamente de una nave de tres tramos adosada al brazo derecho del transepto del templo principal : el primero, con el coro, y el tercero, con el presbiterio, están cubiertos por cañones con lunetos, mientras que el intermedio lleva la cúpula. La otra capilla es muy similar, pero a ella se entra desde un angosto pasadizo situado en la esquina del otro brazo del transepto, o bien, desde la sacristía. Su orientación es contraria a la del templo.
Como la nave del templo se adelanta más que las capillas hacia el atrio, su volumetría domina todas las visuales, especialmente la portada principal, que no solo cubre todo el imafronte sin que se extiende bajo los cubos de las torres. Es un caso atípico, no solamente por ese rasgo, sino por otros que se analizan a continuación.
La estructura de la portada es de tres calles y dos cuerpos. Las calles van divididas por cuatro filas de estípites, sólo que en este caso el par de estípites en los extremos son muy anchos y de dos cuerpos de altura cada uno, mientras que en el centro los estípites sólo aparecen en el segundo cuerpo, flanqueando la ventana del coro, de perfil mixtilíneo. En el primer cuerpo, el vano central se ve enmarcado por anchas jambas toscanas y arco de medio punto, todo labrado en cantera y con canaladuras perimetrales. Es el único elemento sobrio de esta portada, seguramente sobreviviente de la primera fachada que tuvo el templo. En cambio, los caprichosos arabescos a los lados, así como las dos cornisas, una sobre la puerta y la otra corrida rematando el primer cuerpo, son bu enos exponentes de la albañilería decorativa y popular poblana del siglo XVIII.
Como ya se indicó, los estípites extremos son de dos cuerpos de altura, con el cubo y el estípite propiamente dichos en el cuerpo inferior, y un rosario de capiteles en el segundo.
Además, llevan dobles traspilastras, rectas. Luego, el espacio entre los capiteles del segundo cuerpo y los estípites completos que flanquean la ventana del coro se llenó con arabescos aún más caprichosos, con cierto aire rococó. El entablamento de perfil mixtilíneo que remata el segundo cuerpo es muy vigoroso, ascendente hacia el centro, por lo que oculta un poco el tímpano del imafronte. Encima de él sólo sobresalen cuatro pináculos y una cruz, así como los dos campanarios, muy sencillos, de dos cuerpos cada uno, rematados por banco octogonal, doce pináculos, cupulín de azulejos, orbe y cruz.
Esta singular portada muestra claramente la libertad con que los artesanos populares de los siglos XVIII y XIX se apropiaron y transformaron, haciéndolos suyos, los símbolos de la arquitectura barroca de las postrimerías del virreinato.
El resto de los exteriores es relativamente sencillo. Como la cúpula del templo carece de tambor, difícilmente sobresale del resto de los volúmenes. Por su parte, la capilla de Santa Elena tiene una sencilla portada, con el vano delimitado por jambas y arco de medio punto; enjutas lisas; par de pilastras estriadas toscanas, con sus traspilastras lisas; entablamento con friso decorado con relieves de argamasa; nicho central con la estatua de Santa Elena, flanqueado por róleos y pináculos en los extremos; ventana del coro enmarcada por pilastras, entablamento liso y cornisa; y finalmente, cornisa de medio punto, siguiendo el perfil de la bóveda interior. Por cierto que del lado derecho de la portada hay una placa en la que se alude a la histórica misa, celebrada en ocasión de la primera fundación de Puebla en 1531, aparentemente en ese mismo sitio.
El campanario de esta capilla es más interesante. Es de un solo cuerpo con remate, con pilastras lisas flanqueando los vanos y columnas salomónicas en las esquinas. En el remate, el cupulin y su linternilla se montan directamente sobre cuatro arcos, con pináculos de cerámica en las esquinas.
De la otra capilla sólo se ve el tímpano del testero con óculo octogonal, la cúpula y una espadaña.
Vale la pena visitar la casa cural, dispuesta en torno a un patio irregular, con cruz de atrio al centro. La escalera por la que se asciende al segundo nivel, asi como el pasillo al que llega, son buenos ejemplos de la estructuración a base de arcos y ménsulas en la arquitectura doméstica poblana.
4.-OBRAS DE ARTE
Las alteraciones sufridas por este templo han dejado pocos objetos artísticos de valor.
El retablo principal ocupa no sólo todo el muro del testero, sino que se extiende sobre los muros laterales del presbiterio. Ocho columnas exentas sostienen un entablamento que cambia de dirección varias veces y se interrumpe en la parte central, donde está la vitrina y el arco que la salva.
Sin embargo, subsisten un óleo de la Virgen de la Luz, de Luis Berruecos, en el cuarto tramo de la nave, del lado de la epístola, otro de la Virgen de Guadalupe, frente al anterior, y un óleo de San Sebastián firmado por Antonio de Santander.
Otros óleos interesantes son el San Cristóbal en el sotocoro, un descendimiento y un Ecce Homo en la capilla en el segundo tramo. También tienen valor el púlpito octogonal de piedra labrada, apoyado sobre columna corta abalaustrada; y el lavabo de tecali empotrado en un muro de la sacristía, dentro de una venera.
Además, en la capilla de Santa Elena se encuentran una gran tela con el tema de la Resurrección de los Muertos, un Lavatorio de Pies, y una imagen de Cristo.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
La Santa Cruz