Nombre del Inmueble
San Marcos
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000456
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000456
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Ante el avance de la invasión española en sus tierras ancestrales, los tarahumaras tuvieron un notable cambio en su forma de vida que con el tiempo, los ha llevado a la situación que actualmente viven. Para la mayoría de los numerosos grupos indígenas que habitaron el territorio que actualmente es el estado de Chihuahua y que en épocas coloniales se llamó la Nueva Vizcaya, el choque cultural fue definitivo, al grado de llevarlos en un plazo relativamente corto a su completa desaparición como pueblos. Los conchos, julimes, sumas, salineros, cabezas, janos, chinarras y tantos otros, fueron avasallados por el avance español. Con variaciones en el desarrollo de su aniquilación, el proceso fue de sumisión ante el invasor en unos casos, resistencia relativa según su fuerza militar (casi siempre escasa), trabajo casi forzado en minas y haciendas (a pesar de las cédulas reales de protección a los indios), rebeliones esporádicas y una final desaparición por asimilación a la vida de la Colonia y desplazamiento territorial, aunada a la disminución de la población por todos los motivos anteriores agravados por las nuevas enfermedades traidas por el invasor.
No sucedió lo mismo, por lo menos, no con esa gravedad, en el caso de los tarahumaras. Por una parte su gran número y lo extenso de su territorio, aunados a su gran orgullo tribal, dificultó el avance español al grado de provocar sangrientas guerras durante todo el siglo XVII, que no llevaron a una solución definitiva, sino a aislar más arriba de la sierra a los grupos tarahumaras.
Por otro lado, su adaptación, si bien no fue una asimilación completa a la vida de la Colonia, se debió en una proporción mayor de la que generalmente se aprecia, a la labor entre ellos, de los sacerdotes de la Compañía de Jesús y su trabajo evangelizador y civilizador que se extiende hasta nuestros días entre los tarahumaras.
2.-EMPLAZAMIENTO
Pichachí es una muy pequeña población, casi lo que tradicionalmente se ha dado por llamar ranchería, situada en la parte media de la vertiente oriental de la Sierra Madre Occidental que en esta parte del estado de Chihuahua se conoce como Sierra Tarahumara.
Su entorno está constituido por un estrecho valle que corre de norte a sur, limitado por medianas elevaciones cubiertas de pinos bajos. En la parte abierta y suavemente ondulada del valle, algunas corrientes de agua permiten cierta irrigación a la agricultura y ganadería que constituyen la principal actividad del lugar. El clima es extremoso, mitigado en la estación cálida por su altura y sin llegar a los grandes fríos y vientos de la parte más alta de la sierra.
Localizado a pocos kilómetros de la carretera Cuauhtémoc-La Junta-San Juanito, su acceso es, sin embargo, difícil por la falta de camino adecuado. El ferrocarril Chihuahua-Pacífico, cuya vía cruza el poblado, dificilmente contribuye a su comunicación pues no existe aquí estación.
Precisamente frente a la fachada del templo de San Marcos se encuentra, a no más de treinta metros, el paso de la vía, sin ningún elemento urbano ni constructivo entre ambos. Dada la poca población del lugar, las escasas construcciones (no más de veinte) se han distribuido a lo largo de la vía del ferrocarril, por lo que en el lado oriente se comienza a configurar lo que podríamos considerar la calle del pueblo. En el lado poniente de la vía un pequeño desnivel dificulta el acceso y por este motivo las construcciones son más escasas. Es en este lado donde se encuentra el templo, totalmente aislado de cualquier otra construcción y como ya se indicó, fuera de cualquier trazo o elemento urbano.
3.-HISTORIA
Hacia el primer tercio del siglo XVII, los jesuitas tenían firmemente afianzada su Misión de la Tarahumara Baja (Balleza, Huejotitlán, etc.) e incursionaban más al norte para establecer lo que sería su amplísima Misión de la Tarahuma Alta, cuando la segunda y tercera rebeliones tarahumaras ensangrentaron toda la región y detuvieron el establecimiento de nuevas fundaciones, entre 1653 y 1673.
Para 1675, restaurada la paz, algunos de los mejores organizadores de la Compañía de Jesús, como los padres Tardá y Guadalajara recomenzaron el trabajo con gran éxito, ya que sus fundaciones fueron muy numerosas y abarcaron la casi totalidad de los poblados tarahumaras.
En Cusihuiriachi se estableció una cabecera de la que dependían algunos pueblos pequeños como Teméyechi en 1675, pero este último cobró importancia al grado de ser cabecera en poco tiempo y tener a Pichachi como una de sus visitas en 1678. En ese año el sacerdote encargado de Teméyechi, José Sánchez Guevara llevó a cabo la construcción del primer templo en Pichachí y muy probablemente, incluso la fundación del pueblo, ya que no se menciona la existencia previa de algún asentamiento tarahumara importante en el lugar. Después del P. Sánchez Guevara, Pichachí y su templo de San Marcos fueron atendidos por los encargados del partido, como los jesuitas Fernández, Zanna, Estrada, etc. Inclusive el famoso P. Roque Andonegui hace en sus reportes mención detallada del buen estado del templo y el número de bautizos de tarahumaras hasta 1744.
A partir del auge de las minas cercanas que despoblaron la mayoría de las misiones de la zona, la atención prestada al templo de Pichachí decreció hasta culminar en 1767 con la expulsión de los jesuitas.
Actualmente el templo, en espera de una merecida restauración, presta servicios religiosos ocasionales a la población.
5.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El templo de San Marcos de Pichachí, en estado ruinoso en que se encuentra, presenta al observador, en su primera impresión, una completa integración al paisaje. Han quedado aparentes sus materiales constitutivos, adobe y madera, de modo que semeja una elevación del terreno caracterizada por sus aristas más o menos agudas en un conjunto poco determinado pero sobre el que destaca una esbelta torre, finamente trabajada.
En el juego de volúmenes descrito y que corresponden al cuerpo principal del edificio del templo, la fachada principal está desarrollada en dos planos o más bien, en dos volúmenes; el más saliente, más esbelto y mejor conservado, corresponde a la base de la torre. Es un gran prisma de base rectangular con su cara frontal en proporción aproximada de 1:2.5, liso en todas sus caras y rematado con una original moldura doble a modo de cornisa invertida, trabajada en estuco y piedra. El segundo volumen está mucho más deteriorado y consta de un paño único en el que se destacan, en la parte inferior la portada que consta de un arco de medio punto sostenido por pilastras con basa e imposta a base de molduras sencillas. El deterioro de esta portada nos permite observar su interesante método constructivo en el que se prescindió de la piedra, realizando el trabajo en estuco sobre los muros de adobe en los soportes y sobre un arco falso de secciones de viga de madera. La cantera fue utilizada únicamente en detalles de ornamentación como el emblema de la Compañía de Jesús que remata la portada. Sobre ella se abre la ventana que fue del coro y más arriba se ha perdido por completo lo que fue el remate de todo este paño.
En la torre se logró un interesante contraste entre la masividad de la base y la esbeltez de la torre misma. Consta esta de un solo cuerpo de base cuadrada; sus caras son de proporción alargada (1:2) con columnas de sección redonda en las esquinas resaltadas del paño del muro que sostienen una cornisa con remates en las esquinas en forma de pilones con bola superior. El intercolumnio contiene las luces alargadas con imposta y remate en medio punto. El conjunto se termina con una pequeña bóveda semiesférica y una linternilla corta que semeja el conjunto inferior con cruz metálica.
La nave única se abre a un sotocoro, actualmente fuera de ese uso ya que el coro ha sido derribado. Esta nave rectangular tiene estructura a base de muros de carga de adobe de gran espesor en los que se abren para iluminación ventanas rectangulares laterales.
Además de la entrada, una sola puerta comunica al presbiterio con la sacristía. En el muro lateral norte y hacia el exterior se puede observar un vano cegado con remate en arco de medio punto realizado con dovelas de adobe y que debió corresponder a una puerta que comunicaba a la nave con un bautisterio hoy desaparecido. El resto de las fachadas corresponde directamente a la descripción del interior, con la única adición de los masivos contrafuertes, también de adobe, que rigidizan la estructura general de adobe.
El presbiterio, elevado dos gradas de la nave, no se diferencia de la misma, más que en el nivel indicado y dos nichos elementalmente excavados en el muro posterior.
La cubierta esta construida a base de una estructura de madera que cubre todo el claro de la nave y láminas metálicas a dos aguas en la parte superior.
Fuera de la nave, la sacristía es el único espacio de servicio que pueda considerarse como parte integrante del conjunto; otras construcciones que se observan ad juntas a la sacristía están realizadas de forma más bien provisional y sirven de habitación a las personas que cuidan del templo.
6.-OBRAS DE ARTE
Como se ha indicado en el aspecto histórico, el poblado de Pichachí, en donde se construyó el templo de San Marcos, tenía en la primera mitad del siglo XVIII una importancia muy relativa junto a otras comunidades tarahumaras; casi puede decirse que la población fue fundada ex-profeso para facilitar la cristianización de los tarahumaras dispersos en la región. Cumplió con creces su cometido y al tiempo de la dolorosa expulsión de los jesuitas, templo y población sufrieron un progresivo deterioro hasta llegar a su estado actual. De modo que, aún en sus principios, el templo probablemente no poseyó, ni en su imaginería, ni en su equipamiento, elementos que podamos considerar como obras de arte, o por lo menos, no en forma significativa. De cualquier forma, si algo hubiera permanecido de valor al tiempo de su virtual abandono, la región ha sufrido grandes conmociones en estos dos siglos como para que en un pueblo casi desierto, algo valioso pudiera haberse conservado en el templo.
El valor de San Marcos de Pichachí es otro; su enclave enmedio de la sierra, la sublimación que hace de los nobles materiales de la tierra, su importancia como elemento de un patrimonio cultural que conforma definitivamente el estado de Chihuahua. En este caso, con completa objetividad, podemos concluir que la verdadera obra de arte del lugar es el templo mismo.
ELABORO: ALBERTO VALENCIA
FECHA:1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Marcos