Nuestra Señora de Guadalupe

Antecedentes históricos

ANTECEDENTES:

La población que hoy se conoce con el nombre de la Piedad de Cavadas, se denominaba antes de adquirir su denominación castellana "Aramútaro" recibió antiguamente el nombre de "Zula" y se atribuyó el primer asentamiento a los grupos nahoas que recorrieron la región, principalmente los aztecas. Según Isidro Castillo Pérez las huestes de Tariacuri atacaron el sitio que se ubicaba a la "falda de la mesa de potrerillos". Sin poderlos vencer pactaron quedando como tributarios. Los jefes tarascos fundaron en el hoy barrio de la Purísima su asentamiento con el nombre de Aramútaro, que significa "lugar de cuevas". Con el tiempo ambas razas se fusionaron dando origen al actual poblado.

El 20 de enero de 1530 día de San sebastián, las tropas españolas bajo el mando de Don Antonio de Villaroel se ubicaron en el lugar dando así el nombre hispano-tarasco de San Sebastián Aramutarillo. En dicho sitio se distribuyeron solares a los capitanes de Nuño de Guzmán que erigieron templo al Santo patrono con el apoyo de fray Juan de Padilla y fray Juan de Badía que ayudaron a congregar a los indios que se encontraban dispersos con sus familias. Debido a que la población ya contaba con edificios religiosos, el espíritu desafiante hacia la corona española parece hacerse patente en la Piedad, sería hasta concluída la etapa revolucionaria y pese a la acción de Reforma originada por la ley Lerdo y el Juarismo, que en 1869 se daría inicio a la construcción de un Santuario dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe, a instancias del cura D. Antonio Pérez.

Se desconoce el tiempo que tardó en concluirse, ya que la obra, según los vecinos se inauguró 12 años después, sin embargo existen antecedentes que para 1876 ya estaba terminada.

DESCRIPCION:

La obra consiste en un proyecto concebido con magnificencia, congruente con su época de construcción tanto en el concepto arquitectónico como en el decorativo. Consta de nave con su coro, dos torres y anexos a ambos lados del presbiterio.

El atrio no es muy grande y rodea por tres de sus lados a la iglesia, está delimitado por una barda fraccionada por pilastras que sirven de soporte a una sencilla reja metálica; el acceso queda remarcado por otras dos pilastras de mayor altura hechas en cantera con frontales entablerados y remates de ánfora diseñadas estas últimas a manera de cráteras ornamentadas con guirnaldas hechas del mismo material. El ingreso es a través de una reja sin interés artístico que precede a cinco escalones también de cantera que diferencian el nivel del piso atrial del que se encuentra en la banqueta; el espacio carece de vegetación por estar recubierto en su totalidad por un enlosado de piedra.

La fachada se ensancha gracias a las dos torres que sirven de límite a la portada, constituida esta por una calle y dos cuerpos rematados por el cubo de un reloj.

La portada igual que el resto de la fachada y las torres está hecha de piedra rosa labrada siguiendo un diseño de ascendencia neoclásica, la puerta es de madera entablerada sin interés artístico. El primer cuerpo consta de dobles columnas dóricas de fuste liso que desplantan de basas entableradas y que se ubican a cada lado del vano de acceso en medio punto que descansa sobre impostas y tiene la clave resaltada; el extradós está moldurado con medias cañas que se prolongan sobre las jambas en un diseño propio del barroco entablerado del mismo orden que decora el friso con triglifos y metopas.

La ventana del coro ocupa el segundo cuerpo desplantando de un ático entablerado que le precede en cuyos extremos funge como basa para el desplante de las columnas. Estas últimas son de capitel jónico de menor tamaño que las del cuerpo inferior y también con el tambor liso. El marco del vano del coro está delimitado por una talla ondulante en cantera que le confiere cierto aire barroco; el entablamento que remata el segundo cuerpo es también de orden jónico y sobre él descansa un frontón circular que alberga el escudo guadalupano; está flanqueado por ánforas de copón y remata en su parte superior por un cubo que contiene al reloj. En el techo de este elemento se encuentra Juan Diego mostrando su tilma con la imagen guadalupana a fray Juan de Zumarraga que yace de rodillas ante él.

Las torres desplantan estrechando el límite de la portada, para poder formar en el interior un vestíbulo de acceso en planta baja y el coro en el segundo nivel. Están conformadas por basamentos lisos cuyo frente se horada por vanos de cuatro lóbulos que sirven para iluminar el interior; la cornisa que los divide de los tres cuerpos superiores se extiende formando parte del frontón curvo que remata la fachada y sustenta áticos entablerados adornados en sus extremos con dentículos.

El primer cuerpo es de planta cuadrada, con un vano de medio punto con impostas y extradós moldurado en cada una de sus caras; sobre el arco se observan tallas de diseño romboidal. Dos columnas de fuste liso y capitel dórico flanquean los vanos y sustentan un entablamento del mismo orden, los dos cuerpos subsecuentes siguen el mismo diseño que, al ochavar las esquinas provocan una planta octagonal que en el segundo cuerpo traspasa el paramento de los ochavos con un vano similar, mientras que en el tercero este se cierra. Culmina en cupulines semiesféricos sobre los que están colocadas cruces metálicas.

La planta es de tipo basilical, se angosta en el acceso con los cuerpos de las torres, uno de los cuales alberga al bautisterio y el otro una capilla, quedando en el centro un vestíbulo de receso que se ensancha y mediante arcadas se transforma en tres naves adoptando esquema basilical.

Sobre el vestíbulo referido que está soportado por arcos rebajados se encuentra el coro, protegido por un barandal torneado que se prolonga en su parte frontal formando un semicírculo que le confiere cierta singularidad. A mitad del cuerpo de la nave se ubican dos accesos que comunican al exterior, ambos con portadas de tipo neoclásico talladas en cantera.

La nave central es más alta, y sigue el diseño de las basílicas al iluminarse por los costados mediante amplios vanos rectángulares que ocupan los tímpanos de los muros laterales y que desplantan de un entablamento de orden compuesto que tiene el friso decorado con guirnaldas y motivos vegetales. Está soportado por pilastras con capitel del mismo orden que sustentan los arcos que sirven de separación a las naves.

La cúpula desplanta en el crucero apoyada en pechinas que están ornamentadas con las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, están hechas con argamasa decorada; el interior del casquete carece de decoración exceptuando la silueta fingida en tono más obscuro de unas supuestas nervaduras, mientras por el exterior se cubre con azulejo blanco y azul. En el tambor circular, se observan pilastras que soportan el entablamento en el que se apoya la media naranja y que separan vanos de medio punto prolóngándose sobre el casquete para rematar en una linternilla cuyo diseño repite el del tambor y culmina con un pequeño cupulín sobre el que desplanta una cruz metálica.

La cubierta es de bóvedas de arista que se dividen mediante arcos escarzanos que continuan de las pilastras que separan las arcadas inferiores, están profusamente decoradas con grecas y motivos floridos en los que dominan los colores azul y naranja. En el vértice de las bóvedas cuelgan candiles de cristal.

Los muros por el interior están decorados siguiendo el estilo de la época que imita el acabado de mármoles y guirnaldas propias de la arquitectura del renacimiento italiano tan aceptado por los constructores del siglo XIX y principios del XX; por el exterior conserva la piedra aparente quedando expuesto el sistema constructivo de calicanto con amplios arcos de descarga y contrafuertes de refuerzo que muestran en su parte superior las gárgolas de cantera que sirven para desaguar la azotea.

El presbiterio, al igual que el acceso se angosta por la intrusión de las habitaciones que se ubican en ambos extremos, albergando en el muro testero un altar de estilo neoclásico de regular calidad que está conformado por una calle central en la que se ubica un ciprés de diseño ecléctico. Los cuerpos se aislan mediante columnas estriadas de capitel compuesto sobre las que descansa el entablamento decorado en el que se apoya el retablo de frontón curvo trunco que se adapta al tímpano del muro absidal; en el segundo nivel se encuentra un lienzo con la imagen guadalupana y dos esculturas que la flanquean de pie sobre la cornisa del entablamento y que representan a San José y a la Inmaculada Concepción.

Los retablos de los cruceros son iguales, ambos de una sola calle enmarcada en dobles columnas de fuste estriado con el primer tercio liso, los capiteles son compuestos así como el entablamento que decora su friso con guirnaldas floridas. Sobre la cornisa de dicho entablamento desplanta un frontón curvo que enmarca el vano rectangular de una ventana que tiene herrería metálica y vidrio corriente. La calle central contiene un nicho de medio punto ornamentado en su parte alta con motivos vegetales y el triángulo con el ojo de Dios inserto en un resplandor dorado.

Los tres retablos son de cantera rosa de buena talla con estrías, molduras y ornamentos recubiertos de hoja de oro fino.

La sacristía se ubica en el costado derecho del presbiterio, se cubre con bóveda y es un espacio amplio y bien iluminado. Del lado opuesto al altar está una bodega de dimensiones iguales a la sacristía; ambos espacios comunican hacia el atrio que se extiende hacia los paños laterales rodeando la nave.
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