Manifiesta un caso original del neoclásico y lo que incrementa su valor arquitectónico es el notable orden de cada uno de sus elementos.
Presenta planta de cruz latina a una sola nave, con bóveda de cañón y lunetos.
Su portada es de una sola calle formada por dos cuerpos y remate, flanqueada en cada uno de sus costados por un tablero con altos relieves tallados en cantera con representaciones vegetales.
Partiendo desde el acceso principal y levantando la vista, se van descubriendo piezas con enorme valor particular y de conjunto.
Desde la base del templo, el primer cuerpo es el que corresponde a la puerta de acceso. Es un arco poligonal que contiene en su clave elementos empleados en la Pasión como la cruz, el martillo, los tres clavos, la escalera y la corona de espinas; y en las dovelas de ambos lados un par de pergaminos.
El acceso es flanqueado por dos columnas a cada lado sobre basamento, fuste disminuido y capitel del orden Toscano, el cual sostiene en su parte superior el entablamento, con friso adornado por triglifos y metopas en forma de flores octalobuladas.
El segundo cuerpo es el correspondiente a la ventana de coro. El vano es de proporción vertical, la altura es el doble de su ancho y está enmarcado por un altorrelieve; arriba del dintel hay un par de guirnaldas. Frente a la ventana hay una composición escultórica de valioso significado para la iglesia que contiene: el báculo y la tiara papal, los libros, el ancla, que representa la fe, así como las flores y vegetales en su remate.
A cada lado hay una columna que apoya un friso de las mismas características que en el primer cuerpo y más hacia la orilla dos flameros. Arriba del friso se localiza, como remate, otra escultura conteniendo a la nave (barco) de San Pedro y al frente de ella la fe representada por una estrella.
Sirve de remate del segundo cuerpo un entablamento con las mismas características que en el primero.
El remate está conformado por el frontón y la balaustrada de 16 piezas helicoidales, que son los elementos que más destacan en la portada. Al centro del frontón se ubica un reloj mecánico colocado el 1° de enero de 1901, restaurado a últimas fechas.
Más arriba, al centro, una tercera escultura donde resalta una águila imperial parada sobre un nopal devorando una serpiente como símbolo nacional, además de otros complementos como son: una espada, varias banderas, recipientes con frutos y la tiara papal que nuevamente hace su aparición. Como remate final se tiene una herrería formando una cruz papal y las campanas del reloj, detrás de ésta.
La torre consta de dos cuerpos: el inferior presenta planta cuadrada y cada arista es fortificada por dos columnas adosadas en cada una de las cuatro esquinas, la planta del cuerpo superior es octagonal y al igual que el de abajo, dos columnas adornan y protegen cada una de sus aristas.
En los paramentos del basamento del campanario presenta un arco ciego en cada lado, unificándolo en su totalidad.
El remate de la torre también es octagonal y se da a manera de linterna; tanto su desplante como su punta tienen superficie cóncava recubierta de azulejo en colores verde y blanco.
El remate final es una cruz de cantera, bendecida el 2 de diciembre de 1845.
La fisonomía general del templo, que pudo ser simple, gracias a los flameros situados en los remates de cada cuerpo como son: el acceso, la ventana del coro, la balaustrada y la torre, logran expresar un esplendido aspecto.
Interior
Este también es neoclásico y manifiesta un completo orden en su decoración, no hay agregados; cada pieza corresponde a su sitio original. Su nave es de planta de cruz latina, de cuatro cuerpos, crucero, transeptos y presbiterio.
El primer cuerpo, partiendo desde el acceso hacia la parte posterior, es el comprendido por el sotocoro; a la izquierda con acceso desde el exterior, se ubican un par de crujías que se ocupan actualmente como oficinas, además de un sótano y las escaleras de acceso al coro. A la derecha de este mismo cuerpo, en la base de la torre, hay una capilla anexa, dedicada a Jesús Nazareno. En el muro sur se encuentra una pintura del Bautismo de Cristo por San Juan Bautista. En el sitio aún existe la pila bautismal donde se bautizó a los infantes de mediados del siglo XIX.
En el segundo cuerpo, se localiza a la izquierda, una pintura representando La Soledad de María y a la derecha se tiene una gran puerta de madera de mezquite, que se utiliza esporádicamente como puerta lateral auxiliar.
Ya en el tercer cuerpo, dos altares hacen cobrar importancia a las paredes laterales de la nave, la del lado izquierdo está dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe y el del lado derecho a la Virgen del Carmen.
En el cuarto cuerpo están plasmadas en los muros las pinturas La Crucifixión y Muerte de Cristo, a la izquierda y El Descendimiento de Cristo, al lado derecho. Adosado a la columna central en la zona del crucero, se conserva el púlpito, con una representación en pintura de la Divinidad.
El altar del transepto izquierdo está dedicado a Nuestro Señor del Refugio, escultura que data de mediados del siglo XVIII, traida por anónimos caminantes que la dejaron encargada en una gran caja de madera. Como no regresaban y ésta rechinaba de forma persistente, la abrieron descubriendo la imagen dejándola para culto del pueblo, misma que fue acogida con beneplácito y ha sido parte principal de las fiestas hasta nuestros días.
Antiguamente, cada Viernes de Dolores era llevada en procesión solemne desde ésta Villa a la Catedral, para regresar el lunes de Pascua. A partir de 1887 se suspendieron estos cultos.
El altar del lado derecho está dedicado al Sagrado Corazón.
En el altar mayor, ocupa el nicho central la escultura que representa a Nuestra Señora de la Soledad, patrona de la ciudad; en la parte superior, resalta una excelente escultura de la Divina Providencia.
En el muro del altar, en los intercolumnios, destacan los elegantes medallones en los cuales se ven a Santa Rita y Santa Teresa de Jesús, ambas pinturas ejecutadas al estilo renacentista por el autor Eugenio Navarro, que junto con otras existentes en el templo, fueron desarrolladas del 6 de julio de 1903 al 3 de enero de 1904.
En los muros laterales del presbiterio hay otras dos pinturas: a la izquierda, La Presentación del Niño Jesús al Templo y a la derecha La Huida a Egipto.
Las cinco pinturas que se ubican a los lados de la nave principal, mencionadas anteriormente, fueron realizadas por el pintor Felipe Moreno durante 1953 y 1954.
Al fijar la vista en la cúpula, las pechinas formadas por la intersección de las bóvedas con el tambor, están decoradas por las imágenes de los cuatro evangelistas. El hombre representa a San Mateo, el león a San Marcos, el toro a San Lucas y el águila a San Juan.
El templo mide 43 metros de longitud, 36 metros de altura en su torre, 18 metros de crucero y una cúpula formada por una media naranja y tambor con ocho ventanas.
