Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-003666
Nombre del Inmueble
San Pedro Apóstol
Periodo legal del inmueble
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XVIII
Siglo de creación
Antecedentes históricos
Es perfectamente probable que el edificio que ocupa la parroquia de San Pedro Apóstol -cuyo nombre también fue el de Parroquia de San Pedro y San Pablo- haya sido determinado desde la más temprana época de la vida de la localidad. Es posible, también, que los rasgos de su disposición y las calidades de sus trazos se deban a las propuestas de constructores populares que fueron capacitados -o influidos- por maestros regionales estrechamente relacionados con el desarrollo de muchos asentamientos.
La parroquia, por todo ello, se alza en un gran predio situado en el centro mismo de la localidad y al norte de los espacios que, a pesar de la persistencia de un mercado informal, ha terminado por convertirse en la plaza principal del pueblo. La mayor parte de su terreno se usa como atrio, es decir, es el espacio vestibular de las zonas de culto propiamente dichas.
El atrio, infortunadamente, es ahora una gran explanada pavimentada con cemento en la que sólo se conservan unos cuantos árboles. Desde otra perspectiva, sin embargo, el atrio sigue desempeñando el papel de compañía y extensión de los ámbitos propios de la práctica religiosa.
La fachada principal de la iglesia, como los otros tres paramentos del conjunto y en general su estructura, fue construida con material pétreo de la región: ello significa que se utilizaron lo mismo canteras que piedra de origen volcánico cuyas capacidades determinaron las dimensiones y buena parte de las calidades de varios elementos. Si bien las fachadas laterales incluyen contrafuertes, la de acceso fue resuelta con el diseño de una portada de gran sencillez e ingenuidad, como parece corresponder a la mayor parte de las creaciones populares.
La portada, así, está integrada por el cubo y la torre del campanario y por el muro que contiene el volumen de la nave. El primero es ciego en la totalidad de sus paños y luego recibe los dos cuerpos y el remate de la torre: el primero lleva vanos que se abrieron para alojar los movimientos de las campanas; el segundo sólo ostenta la carátula del reloj del edificio, y el tercero es una solución cuya forma semeja a la de una campana.
La portada del templo es una composición sencilla a la que han afectado las decisiones de retirarle parcialmente el aplanado. Se trata de una solución en dos cuerpos a los que organizan la puerta de acceso, en el primero, y la ventana de coro, en el superior. Uno y otro se extienden en sus propios campos y están divididos por el entablamento del primero, al que soportan columnas medias muestras que flanquean a la puerta, elemento inscrito en un arco de medio punto. Al segundo lo define también un entablamento, pero éste va soportado por pilastras adosadas que flanquean a un nicho vacío y a la ventana del coro, vano que se resolvió con la utilización de un trazo elíptico. Arriba, y sobre el pretil del muro frontal, se encuentra el remate, componente a manera de imafronte en cuya solución se adoptaron trazos mixtilíneos que delimitan el campo en el que se abre un nicho que va vacío.
Uno de los rasgos principales de la portada debe encontrarse en la circunstancia de que el primer cuerpo se extiende sobre el muro de piedra sin aplanado mientras el segundo conserva esa protección y permite que destaquen las pilastras, los marcos de los vanos y su entablamento. La composición de la portada, además, está acotada por el cambio de paño en el cubo de la torre y por el volumen del primer contrafuerte del edificio, lo que de alguna manera lo remete respecto del paramento general que forma la fachada.
La planta de los espacios característicos del edificio afecta la forma de una cruz latina en la que los brazos del crucero son menos largos que la profundidad del presbiterio. En el encuentro de los dos espacio se alza una cúpula sencilla muy recientemente intervenida y diríase que hasta alterada a pesar de que, desde luego, ya se consiguió garantizar su estabilidad, misma circunstancia que se observa en el cuerpo de la nave, cuya cubierta también ha recibido los agregados estructurales de concreto reforzado que han resultado de algunas intervenciones o restauraciones poco comprometidas con el respeto a los sistemas constructivos originales del conjunto.
El interior del recinto se presenta como el resultado espacial de la planta en forma de cruz y la adopción de recursos de linaje neoclásico. En esa composición la luz de la cúpula, los colores claros de muros y pisos y la centralidad del presbiterio ocupan los lugares de mayor interés en la observación. Los muros laterales llevan altares con soluciones de cajas y arreglos interpretados según los lineamientos neoclásicos populares; la cúpula se alza sobre pechinas y un tambor que lleva ventanas y el presbiterio, del todo renovado en los años más recientes, presenta un ciprés de proporciones verticales francamente poco usual en el diseño de interiores de iglesias en el Estado de México.
La nave va cubierta por una sucesión de bóvedas de arista cuyas características parecen más las de una bóveda de cañón de medio punto corrido. Contribuye a definirlas, desde luego, la presencia de los arcos formeros que dividen el espacio y la estructura. El coro de la iglesia ocupa el lugar habitual en este tipo de esquemas y se apoya, también, en una bóveda de arista que transmite sus esfuerzos a los contrafuertes que se acusan, por dentro, en las pilastras adosadas que resuelven la estructura.
El presbiterio fue resuelto, como se indicó, con un ciprés de grandes dimensiones y dos pisos que ocupa el lugar central del espacio: se trata de una pieza de origen neoclásico pero en la que se evidencias algunas influencias tardías de un barroco ciertamente mal entendido. En su primer nivel el ciprés aloja a un Cristo en la Cruz y en el segundo a la imagen de San Pedro Apóstol. Flanquean al ciprés dos pequeñas cajas rematadas por frontones triangulares que conservan una escultura que representa a San Pablo, al lado norte, y una pintura de Nuestra Señora de Guadalupe, al sur. La sección central del ciprés integra también un arreglo escalonado que parece descender hasta el altar si bien incluye un sagrario en el segundo nivel desde arriba.
La cúpula lleva gallones y vanos antes de soportarse en un tambor discreto y bien proporcionado en el que se abren ocho vanos. Esa pieza se apoya en pechinas en las que fueron pintadas escenas relativas a las vidas de los evangelistas. En el remate del brazo norte del crucero se encuentra un altar tan interesante como el ciprés del presbiterio. Es un objeto en el que, una vez más, se combinan las influencias formales tanto del barroco como de la época neoclásica del conjunto y de la comunidad. En su centro, y también dentro de un ciprés de relativamente pequeñas dimensiones, se encuentra un Cristo en la Cruz al que, como en el presbiterio, flanquean dos nichos limitados por columnas medias muestras y frontones triangulares que alojan esculturas populares.
También en el lado norte del templo, ésta vez sobre el muro lateral, se encuentra uno de los tesoros de la comunidad: se trata de un óleo de grandes dimensiones en el que se plasmó la Crucifixión de Cristo. La pieza está en muy buenas condiciones si bien ha sufrido los efectos de una restauración reciente y del que hay que destacar que incluye una firma ilegible acompañada de la fecha 1709.
Planta arquitectónica (original)
Cruz Latina
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
Plaza principal
Número y/o identificador de la vialidad o calle
s/n
Nombre del tipo de asentamiento humano o colonia
Centro
Código Postal
52640
Otra localización
N/A
Tipo de uso del inmueble
Uso inicial del inmueble
Culto público
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Sin Identificar
Responsable del levantamiento del inmueble
Fecha del levantamiento del inmueble
1 octubre, 2005