Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-003696
Nombre del Inmueble
La Magdalena
Periodo legal del inmueble
Registro Federal Inmobiliario (RFI)
15 11367 3
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XIX
Siglo de creación
Antecedentes históricos
La parroquia de La Magdalena Panoaya ocupa el centro de la población, una zona en la que no ha sido integrada una plaza pues se trata de un asentamiento dormitorio mucho más que de un poblado tradicional. Los ejidos de La Magdalena, que es el nombre oficial de la localidad, ya no son los terrenos que originaron esa denominación sino sólo un recuerdo de la integración de un conjunto.
El centro el conjunto urbano, en suma, está constituido por el atrio de la parroquia, una plaza de extensiones muy considerables si se atiende la circunstancia de que en la zona no existe una superficie libre de ese tamaño. El área atrial está dividida, casi accidentalmente, en varios sectores que dejan lugar a las circulaciones central y perimetrales, como fueron los atrios tradicionales: resulta difícil, de cualquier manera, imaginar que alguien, ahora, pudiera encargarse de conservar el buen estado de los jardines, los caminos y las áreas frente a la iglesia y la casa cural.
La obra fue levantada con el apoyo de la piedra como material predominante aunque, desde luego, se utilizaron distintas variedades y luego se utilizó el tabique para perfilar esquinas, para determinar volúmenes y hasta para crear algunos juegos de colores que no tendrían razón de ser si se hubieran conservado los aplanados sobre todos los paramentos. Las fachadas laterales y el conjunto de la posterior acusan esas condiciones en varios de sus ángulos, desde los cuales lo mismo se observan paños de piedra que lienzos de tabique adosados o complementando a los primeros.
La fachada principal sí conservó el aplanado y, con él, buena parte de sus apariencias y la mayor parte de las calidades de su composición: se trata de una propuesta que incluye el cubo de la torre de campanario, la portada de acceso al templo y una lejana presencia de la cúpula. El cubo es un volumen cerrado, con sólo una ventana en su parte superior, que sirve para iluminar la escalera y que, de hecho, da lugar a las molduras sobre las que se alza el campanario propiamente dicho. La torre es de dos cuerpos y un remate que equivale al segundo cuerpo. Los dos primeros son de planta cuadrangular y el tercero de trazo octagonal: los tres presentan vanos en forma de arcos de medio punto en las caras que miran a los puntos cardinales. Los sistemas de diseño de la torre incluyen, aparte los vanos en forma de arco, pilastras que asumen las formas de jambas de esos vanos y otras pilastras, éstas simuladas en las esquinas de los paños, lo que desde luego da lugar a la aparición de entablamentos que apenas se insinúan pero que subrayan la verticalidad y el orden estructural del componente.
La portada de acceso está compuesta en dos cuerpos y un remate, elementos, los tres, que pueden distinguirse por su sencillez casi extrema: el primer cuerpo lleva la puerta de ingreso, inscrita en un arco de medio punto enmarcado por piezas de cantera que hacen de jambas y luego de dovelas. Esa puerta va flanqueada por dos pilastras de sección cuadrada situadas relativamente lejos del vano, pero antes de las piezas que señalan la ubicación de las esquinas del cubo, por un lado, y de los contrafuertes del templo, del otro lado. Las dos pilastras reciben una moldura horizontal con la que se resumen la presencia y las calidades de un entablamento que, más bien, fue utilizado como base para el apoyo de las ventanas de coro, que en este caso son tres, a manera de arcos de medio punto y en cuyo conjunto se advierte que la central es la de mayor importancia. Sobre las ventanas, y también apoyada en una estilización de unas pilastras, corre otra moldura horizontal sobre la cual se colocaron tres motivos interesantes realizados en argamasa: dos jarrones, a los lados, y una custodia, al centro. Un nuevo entablamento, éste un poco más formal, recorre la portada y se une al del cubo, en el arranque de la torre. Si bien ese elemento cierra la composición, también fue designado para recibir el peso físico y formal del remate, componente que fue resuelto con sólo una elevación del pretil y luego un frontón triangular, todo nuevamente dispuesto de manera muy elemental.
La portada va aplanada y pintada con un color durazno claro en el que destacan los vivos de los blancos que hacen las esquinas, las piedras simuladas y las molduras que recuerdan la integración estructural de este tipo de recursos.
El interior del recinto es mucho más espectacular porque ha sido mucho más elaborado y atendido: la planta de forma de cruz latina, que se mencionó antes, ha sido sólo un pretexto para destacar con dorados las líneas y los objetos principales del diseño. La nave de feligresía está compuesta, a pesar de sus soluciones plásticas, con cierto apego a las formas estructurales del conjunto pues las pilastras que determinan los tramos de la estructura son no sólo visibles sino ostensiblemente importantes, igual que los arcos que soportan las bóvedas, de arista, que cubren el espacio. La nave sólo lleva dos tramos, el primero de los cuales contiene el coro, espacio ya fuera de uso que fue modificado para alzarse y organizarse sobre una losa plana.
Las bóvedas demuestran ser de un tipo sencillo pero no simple ni fácil de construir: es un hecho que en esta iglesia intervino gente que sabía muy bien su oficio y que, incluso, conocía de proporciones y de otras características de los techos a base de piedra pues las curvaturas de las bóvedas, especialmente las que se extienden frente a los muros laterales, fueron resueltas con atención a la apertura de ventanas para la iluminación del interior.
La cúpula que se alza sobre el crucero es otra pieza de arquitectura que muestra ser un objeto de trabajo popular y se diría que hasta artesanal si bien hay que destacar que su tambor de ocho lados lleva vanos dispuestos de manera que no afectan la estructuración y dejan lugar suficiente para la inclusión de ornamentaciones que evocan la ubicación de los gallones. El interior de esa cúpula lleva pintura mural también de origen popular y muy reciente que no hace sino subrayar la importancia del elemento.
El presbiterio, que es el destino de las miradas y la atención de los fieles, ha sido despojado de prácticamente todos sus componentes originales y ahora se muestra como un arreglo al que se llegó por falta de recursos sólidos en materia de composición: se trata de un ancho muro, que incluso lleva recuadros hundidos y que corre de lado a lado del muro del ábside sobre el que se colocaron, como si fuera una mesa, dos pequeños nichos en forma de arcos de medio punto en los que se colocaron sendas imágenes, de María y de María Magdalena, que flanquean a un Cristo en la Cruz, una escultura que ocupa el espacio de un ciprés al que remata una cúpula de planta circular a la manera neoclásica de las soluciones de esos objetos. Todas las piezas de la composición están terminadas en mármol blanco, lo que no deja de causar alguna extrañeza pues se trata de un material que poco refleja la calidez que se quiso dar al interior del templo con sus otros acabados.
Los brazos del crucero están resueltos también de modo muy peculiar y en extremo sencillo, pues no constan sino de muy pequeños altares que consisten en una mesa y, luego, de unos pórticos minúsculos en los que se encuentran objetos y soluciones de aliento neoclásico reducidos a sus mínimas expresiones. El interior de la parroquia, en suma, es un homenaje a las tradiciones y a los gustos regionales que lo mismo incluyen pintura vinílica y dorados sobre los muros, que mármol y otras aportaciones en los sitios de mayor interés.
Planta arquitectónica (original)
Cruz Latina
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
Plaza Principal
Tipo de uso del inmueble
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Orden de Predicadores Dominicos
Responsable del levantamiento del inmueble
Fecha del levantamiento del inmueble
1 octubre, 2005