Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-003929
Nombre del Inmueble
Torre de la Iglesia Antigua
Periodo legal del inmueble
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XVIII, XIX
Siglo de creación
Antecedentes históricos
El elemento arquitectónico que fue la torre del campanario de una antigua capilla es, sin duda, un objeto de primera importancia en el conjunto urbano de San Antonio Tlayacapan, la localidad situada frente al Lago entre Chapala y Ajijic.
Como muchas otras comunidades, la de San Antonio Tlayacapan procede de una organización basada en los procesos de evangelización que emprendieron los religiosos franciscanos desde el siglo de la Conquista. En aquella época, en efecto, y en Jalisco, en particular, los centros de los pueblos fueron trazados desde las calidades de los espacios que vinculaban los acceso a dos espacios de culto: el templo de los evangelizadores y la capilla de indios, recintos que se situaban uno frente al otro, como todavía es posible observar en una crecida cantidad de sitios.
La que debe haber sido la capilla de indios terminó por desaparecer en un momento maduro del sigo XIX pues la torre del campanario, que es todo lo que sobrevive, muestra rasgos de las corrientes neoclásicas que se convirtieron en características de esta zona, quizá especialmente después de que fueron terminadas las torres de la Catedral de Guadalajara alrededor de 1854, edificio del que también se observa la influencia que resume el remate del campanario.
La torre de campanario que sobrevive se encuentra en una posición que, desde luego, sugiere que formó parte del arreglo urbano a partir de dos espacios arquitectónicos en el centro del poblado: frente al terreno que bien pudo alojar a la capilla se encuentra la actual parroquia de San Antonio, el recinto que hereda, en suma, lo que debió haber sido la iglesia de visita que fundaron los primeros evangelizadores en el área.
La torre se alza sobre una planta cuadrada que, además, es el sustento de cuatro grandes muros de tabique, uno de los cuales, por lo menos, debió también ser parte de la capilla. Si bien el corte que se formó entre lo que fue un espacio cerrado y la torre es bastante claro, es un hecho que el conjunto parcialmente desaparecido fue construido con piedra y tabique. El campanario propiamente dicho es de dos cuerpos y un remate y también se eleva respecto de una planta cuadrada.
El primer cuerpo de la composición presenta vanos alargados que terminan en arcos de medio punto a los que flanquean, en las esquinas, tres columnas exentas -una en cada cara y una tercera en la misma esquina- cuyos capiteles soportan ampliaciones de los entablamentos que se resuelven con frontones triangulares sorprendentemente bien relacionados entre sí en las áreas de las esquinas.
La misma planta de trazo, de forma cuadrada, sigue arriba, en el apoyo del segundo cuerpo de la torre. Ese elemento es algo más sencillo si bien, igualmente, lleva arcos de medio punto en cada cara y sólo una columna en frente de la esquina; los entablamentos en este nivel también son muy sencillos y terminan en un elemento a manera de soporte para el remate del campanario, que es una graciosa pirámide de planta cuadrada particularmente peraltada y en la que, como se anotó, son ostensibles las influencias de la Catedral de Guadalajara.
La torre del campanario de una capilla que ya no existe, vista desde otro ángulo, es un elemento de proporciones verticales que, a pesar de todo, parece no existir en el patio de juegos de una escuela primaria típica de un poblado de pequeñas dimensiones en el interior del Estado de Jalisco. Es obvio, por más de una razón, que la torre fue entregada al proyecto de la escuela prácticamente como integrante del predio, es decir, casi como si fuera un árbol o un accidente topográfico. La escuela rodea a la torre y realmente no la integra a ninguno de los arreglos arquitectónicos de los edificios de que consta.
La torre, desde luego, no tiene uso y la puerta que conduce a su escalera, y que se encuentra en su cara oriente, está permanentemente cerrada. En la parte alta del muro que ve al sur todavía es posible observar el vano que debió comunicar a la mitad de la altura de la escalera con el acceso al coro de la capilla: ahí está, irregular pero visible y como una evidencia muda de que este elemento vertical también fue parte de un conjunto que evolucionó con el tiempo desde la primera época del poblado.
La torre, que finalmente es uno de los objetos históricos más importantes de la zona, ha pasado a ser sólo uno de los componentes de un predio y, quizá, un elemento más, incluso probablemente sin importancia, de una escuela cuyo diseño no es ninguna aportación a la organización de espacios en Jalisco. La pérdida de esa torre sería sin duda una pésima noticia si bien es difícil precisar si no ha comenzado ya ese proceso: por su ubicación en la disposición de la escuela, pero también por su visibilidad desde varios sitios del pueblo, la torre aparece hoy en el panorama acompañada por una batería de tinacos, rodeada de paramentos accidentales y atrapada entre varias líneas de cables. Y todo sin una placa, sin el menor aviso de que, a pesar de todo, en esta población han tenido lugar varios episodios de la historia regional.
Planta arquitectónica (original)
Cuadrada
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
Ramón Corona
Número y/o identificador de la vialidad o calle
122
Nombre del tipo de asentamiento humano o colonia
Centro
Código Postal
45915
Orden religiosa (original)
Clero Secular