Esta pieza procede del templo de Santo Domingo, que se quemó a fines del siglo XIX. Ya antes había perdido al Niño Dios y el que hoy lleva es obra de Victoriano Acuña; esta segunda pieza mide 40 cm. La imagen presenta pequeños raspones en el manto y en general en la vestimenta. Al Niño Dios sólo le quedan el pulgar de la mano derecha y el pulgar y el medio de la izquierda.