Se aprecia a la Virgen María ante un pupitre con un libro abierto, sorprendida y turbada por la aparición del arcángel Gabriel, de rodillas y con las manos en actitud de plegaria. Al fondo se ve lo que parece ser una ventana y en la esquina superior derecha, entre Ángelillos y querubines. a la paloma del Espíritu Santo. Lo realmente impresionante de esta pintura es el profundo contraste que se establece entre el fondo, que llega a ser casi negro, y las figuras. que son las verdaderas fuentes de luz. Gabriel aparece con una túnica amarilla chillante sobre un traje azulado, que contrasta con la pobreza del atuendo de María, de la que se aprecia sólo el busto, la cara y las manos. quedando el resto en penumbra. Los dorados en torno al Espíritu Santo dan calidez a la escena. No se pudo detectar fecha o firma, pero es claro que se trata de un pintor conocedor de la escuela caravaggesca del siglo XVII y sobre todo de Zurbarán.
Observaciones del bien mueble
El cuadro tiene marco nuevo, a esto se debe seguramente el estiramiento de la tela en sentido izquierdo arriba a derecha abajo.