La virgen está parada sobre una base de querubines y pisa a una serpiente. La base parece nueva, no así la imagen que tiene unas manos suaves y un rostro atractivo de belleza serena y concentrada. Los ojos ven hacia abajo, la boca pequeña parece sonreir y las manos se cruzan a la altura del pecho. La imagen está coronada y detrás de la cabeza y la espalda se ve un círculo de estrellas. Sus ropajes están finamente bordados con hilo de oro y plata y lleva una mantilla de encaje.