La imagen del santo se recorta contra un fondo de lejanías azules. Lleva el hábito franciscano y en la mano izquierda una vara de azucena mientras que con la derecha sostiene un libro donde está sentado Jesús Niño. El cuadro es correcto, hay estudiados planos de profundidad, intento de movimiento en las figuras, tanto del santo como del niño, pues ambos adelantan una pierna rompiendo la completa frontalidad de las figuras.