La Trinidad sigue el esquema de las tres personas divinas diferenciadas: el Hijo, joven, de pelo obscuro, con el torso descubierto y un paño rojo que le cubre las piernas, abraza una gran cruz con el brazo izquierdo. Al centro, la paloma del Espíritu Santo y a la derecha, Dios Padre, vestido de blanco, mismo color con el que se pintaron barba y pelo.
Observaciones del bien mueble
El armonioso acoplamiento entre el rompimiento de gloria y el resto del retablo y la arquitectura, permiten suponer que el mismo se hizo para ese lugar y en el mismo momento en que se remodeló el presbiterio.