Pintura que representa al Arcángel San Miguel, vestido con un peto azul tachonado con estrellas así como un cinturón y manto rojo. En la mano derecha porta una espada flamígera y en la mano izquierda unas cadenas con las que sujeta al demonio, representado aquí como un hombre con cola de dragón. Es una pintura de tipo neoclásico por el manejo de la figura humana. No se encontró la firma. La Iglesia le da el más alto lugar entre los arcángeles y le llama Príncipe de los espíritus celestiales así como jefe o cabeza de la milicia celestial. Ya desde el Antiguo Testamento aparece como el gran defensor del pueblo de Dios contra el demonio y su poderosa defensa continúa en el Nuevo Testamento. Es representado en el arte como el ángel guerrero, conquistador de Lucifer, poniendo su talón sobre su cabeza, amenazándole con su espada, traspasándolo con su lanza, o presto para encadenarle para siempre en el abismo del infierno. La Iglesia lo venera como el ángel que derrotó a Satanás y lo echó junto con sus seguidores del cielo. "En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo" (Daniel: 12,1). "Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con la Serpiente. También la Serpiente y sus Ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos. Fue arrojada la gran Serpiente, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojada a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con ella" (Apocalipsis: 12,7-9).
Observaciones del bien mueble
Esta pintura formaba parte de un retablo, en los extremos de la parte superior se puede ver la muesca para empotrarlo.
