El ciprés presenta características neoclásicas y algunos elementos neogóticos, determinados por los arcos apuntados en vanos y elementos decorativos.
Se compone de una planta de base ochavada con dos cuerpos, el primero tiene al frente un macizo sobre el que se levanta un escalonamiento que irrumpe al centro con el sagrario, a los costados y sobre los ochavos se abren accesos de arcos apuntados. El segundo cuerpo a manera de estilóbato sostiene al elemento principal del ciprés, formado por cuatro pares de columnas desfasadas sobre el eje de los ochavos, tienen fuste estriado con capitel corintio, las inferiores soportan arcos ojivales mismos que sostienen al cupulín de sección ondulante y que remata con una cruz.