Escultura que representa el torso y cabeza de un hombre desnudo con los brazos cruzados sobre el pecho; tiene la mirada puesta hacia el Cielo, los ojos son de vidrio; sobre sus mejillas observamos lágrimas. Abajo hay llamas en las cuales el personaje se está quemando. Se ha identificado como un ánima del Purgatorio. El Purgatorio es, según la liturgia católica, el estado transitorio de purificación necesaria para aquellos que, habiendo muerto en gracia de Dios y teniendo segura su salvación, necesitan mayor purificación para llegar a la santidad necesaria para entrar en el cielo. Esta purificación es totalmente distinta al castigo del infierno. El purgatorio es doctrina de fe formulada en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580). Los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, sufren después de su muerte una purificación, para obtener la completa hermosura de su alma (Catecismo 1030). El tiempo que un alma dure en el purgatorio será hasta que esté libre de toda culpa y castigo. Inmediatamente terminada esta purificación el alma va al cielo. El purgatorio no continuará después del juicio final.