Representación del pasaje bíblico a la manera Renacentista. Composición diagonal que centraliza la atención en la imagen del Niño, el cuál, sostenido por su madre sin el menor esfuerzo, casi levantado bendice al Rey viejo. Este arrodillado -con gran semejanza al de la Epifanía de Baltazar Echave Orio- levanta la mirada hacia el Salvador. María sentada plácidamente, inclina la cabeza, dirigiendo la mirada al Rey viejo. Detrás de ella, San José, recargado en una obscura columna -símbolo de la fortaleza, la constancia y la esperanza,- mira con cierta indiferencia el acontecimiento. Del lado opuesto y sobre un sencillo e ingenuo paisaje, se aproximan los otros dos Reyes Magos con sus ofrendas.