No es de extraño encontrar un altar mayor reformado según los gustos del estilo neoclásico, pero de todos modos es bastante llamativo en una iglesia como ésta, que ha conservado gran parte de su ornamentación original, retablos, pinturas muebles y hasta el piso de madera. El retablo cubre el muro del testero y resulta bastante sobrio en su esquema compositivo. Está organizado en tres calles separadas entre sí por columnas compuestas de fuste estriado. El conjunto remata con una amplia cornisa de movimiento cóncavo correspondiente a la calle central que aloja a la imagen de la Inmaculada Concepción. Cuatro floreros de enormes dimensiones rematan el conjunto.