Este ángel pasionario, ocupa todo el espacio de la pintura. Tiene una pierna adelantada, con la rodilla doblada en actitud de movimiento. Los brazos adelantados y con ambas manos sostiene el paño con el que Verónica limpió el rostro de Cristo y en que quedó impreso. Las grandes alas extendidas se recortan sobre un fondo con someras nubes. La cara del ángel, así como el cuerpo y los paños, tienen algunos problemas que se observan con claridad. Pero el resultado es convincente.