Se trata de una representación del Ángel de la Guarda, imagen poco común en la pintura religiosa virreinal e incluso decimonónica en México, más bien la imagen está tomada de una estampa popular. En esta representación se le mira a manera se un ser femenino, de cabellera rubia y larga, ataviado con túnica talar rosa y manto verde de amplios vuelos. El ser, que lleva desplegadas sus alas y va coronada con una estrella solitaria, extiende sus brazos para proteger a un par de niños que cruzan un puente dañado, y por lo tanto peligroso, que se extiende sobre un río con las aguas embravecidas.
Observaciones del bien mueble
Al igual que el resto de las pinturas del retablo principal, se reutilizó el lienzo (probablemente de la imagen original) para la factura de esta nueva pintura, ocultando cualquier vestigio de la pintura original.