El rey y el papa están juntos, posiblemente sea una de las pocas prerrogativas concedidas en este banco del retablo de san Antonio. La figura del hombre está despojada de cualquier vestidura -y el vestido es una de las formas más claras y directas de mostrar las diferencias sociales-. Solamente la corona permite distinguirlo. Es un recordatorio para quien estaba orando en este altar, con un mensaje claro y directo.