Esta devoción data de la segunda mitad del siglo XVII cuando a una sencilla y humilde religiosa María Margarita Alacoque de la Orden de la Visitación se le apareció varias veces Jesucristo mostrándole su amor por la humanidad con su corazón encendido. Este culto aunque aisladamente procede de la Edad Media. El lienzo representa el momento en la que Jesucristo se hace presente ante la admirada monja en medio de las tinieblas que representan la perdición de la humanidad en el pecado.