El uso de instrumentos musicales dentro de la liturgia siempre fue muy estricto y sólo el organo, por su sonido majestuoso, era utilizado. A partir del Concilio Vaticano II hay una apertura para utilizar cualquier tipo de instrumentos dentro de la iglesia. Por desgracia el uso de grabaciones musicales, ha limitado el aprendizaje e interpretación musical, desplazando a los antiguos instrumentos.