Al centro de la composición la imagen del Crucificado, con la cabeza caída hacia el frente, corona de espinas, colgado de tres clavos y con cendal de color blanco con amarre lateral. Aparece acompañado a cada lado por María y San Juan, así como por dos ángeles colocados en los extremos, todos ellos de pie y en actitud de duelo. Al fondo de la escena asoman las construcciones de una ciudad y en lo alto, las figuras del sol y la luna entre un cielo oscurecido.