Esta pieza forma parte de un Apostolado, que es como se conoce al conjunto que forman las trece obras sobre Cristo y cada uno de sus doce discipulos. En el Renacimiento se pintaba al Apostolado agrupado en la Cena, el espíritu contrarreformista del Barroco, optó por un tratamiento individual como el que se observa en este caso.
El Apostolado que se alberga en este inmueble está completo y por sus características formales, es posible inferir que es obra de un mismo autor.
Al parecer esta pintura es la única que carece de a la cartela al pie con un texto correspondiente a un pasaje del Credo de los Apóstoles, lo que induce a pensar, que se trata de la obra más importante de esta serie.
Esta pintura retrata a Cristo conforme la imaginación del pintor, tal y como sería en vida durante los años de su predicación.