Esta imagen procesional de grandes dimensiones y por lo mismo imponente, nos muestra aun Cristo en los momentos en que sufre una de sus caídas. Aunque la cruz que lleva a cuestas no está proporcionada al tamaño de la imagen, no por ello le resta dramatismo a la escena. Este es un caso interesante de una escultura contemporánea que ha seguido los lineamientos tanto técnicos como expresivos, de una escultura colonial. Está realizada en madera y todas las líneas expresivas están enfatizadas de tal manera, que el discurso visual resulta hueco.
El afán de lograr expresión, se perdió profundidad. Tal como se ve en la imagen, las venas de las manos y los pies están profundamente marcadas.