Esta imagen de Cristo que se encuentra en el sotocoro de San Francisco tiene una talla deficiente. Las piernas se encuentran deformadas por el contínuo roce de las manos que ha llegado a desgastar la madera. En cambio la parte superior del cuerpo se encuentra intacta. Lleva una ridícula peluca de rizos. En todo el cuerpo hay abundantes señales de sangre.