Todas las escenas pasionarias fueron representadas de manera aislada. Esta en la que Cristo aparece cargando la cruz ha sido particularmente exitosa. Sin embargo, como en pocas se evidencia la exageración, posiblemente en los repintes. Lo más notorio es la mano que se apoya sobre la cruz, que parece tener las uñas pintadas de rojo por la sangre y ésta que corre por la mano en increíbles líneas paralelas.