Se trata de la figura de Cristo, de pie, azotado y amarrado a la columna. La escultura se encuentra colocada en un nicho de madera tallada y estofada con un par de esculturas helicoidales a los lados. La talla de Cristo es una figura de tamaño real con gotas de sangre sobre su rostro y manos; el cuerpo articulado se encuentra cubierto de una túnica púrpura y lleva corona de espinas. La encarnación de rostro y manos es muy buena y la sangre de su cuerpo dan un aire de dramatismo y realismo a la escena. La columna es un madero que llega a la cintura de Cristo y sobre la cual se encuentran colocadas las manos de Jesús. El gesto del rostro es de dolor, con la mirada suplicante y la boca entreabierta.
Esta escultura retrata el momento de la flagelación de Cristo aunque iconográficamente se pueden distinguir tres momentos: el de la preparación, el de la tortura y, finalmente, el desmayo de Cristo.
La representación de la columna está relacionada a una de las reliquias señalada por la tradición: la conservada en Jerusalén, que se suponía hallada en las ruinas de la casa de Caifás, fragmento de poca altura que comprende la parte inferior del fuste y la basa.
Observaciones del bien mueble
Bibliografía: Héctor Schenone, Iconografía del arte colonial. Jesucristo, Argentina, Fundación Tarea, 1998, pp. 215-226.