Ocupa la parte frontal del ciprés del altar principal; la imagen está clavada a una cruz que emerge de una peana que se ornamenta con hojas imitando el caliz aún cerrado de una flor. Es un cristo muerto, con la cabeza caída sobre el hombro derecho y con fuertes llagas amoratadas en la tibia, las rodillas, los muslos y los empeines de los piés; los brazos también muestran amplias llagas y huellas de las ataduras en las muñecas, que se repiten en los tobillos. Tiene los ojos y los labios cerrados mostrando escurrimientos de sangre bajo la barbilla. El rostro es tipo europeo, de nariz afilada y barba rabínica, con el cabello ondulado hacia atrás, este es integral a la talla. En ambas manos se observan dedos fracturados y faltantes, el indice y el anular en la derecha y todos en la mano izquierda, a la altura del cuello y al frente de las piernas presenta el estuco visible por pérdida de policromía.
Observaciones del bien mueble
R-4336 La cruz es más reciente que la imagen de Jesús.