Escultura que representa a Cristo clavado en la cruz, tiene brazos móviles, peluca de pelo natural y corona de espinas. Se trata de un crucifijo de tres clavos. Tiene la mirada hacia el Cielo; porta el paño de la pureza de tela de manufactura moderna en color blanco. El naturalismo barroco del siglo XVIII produjo una serie de esculturas dolientes muy populares entre las que sobresalen los Cristos procesionales, con posturas de un realismo que sobrepasa algunas veces los límites de la crueldad, la sangre se desborda por las heridas abiertas. Se llama crucifijo a la imagen pintada o esculpida que representa a Cristo clavado en la cruz, como obra artística para la devoción, veneración o culto. Aparece en la iconografía cristiana hasta el siglo V. La fórmula iconográfica tradicional es: desnudo con un lienzo desde la cintura hasta las rodillas, llamado también paño de pureza. Originalmente Cristo está sujeto a la cruz por cuatro clavos, o sea con los pies separados, pero desde el siglo VIII se generaliza el Cristo de tres clavos superponiendo un pie al otro.