La Madre de Cristo tiene un puñal clavado en el corazón, por el dolor que le provocaron los sufrimientos de su hijo. Está vestida de gris y azul y su figura se recorta contra un paisaje áspero. Atrás, a la izquierda, en el monte Calvario quedan las tres cruces como testigos mudos del sacrificio de Jesús. A la izquierda un angel ofrece un cáliz con la hiel amarga del dolor. Dos querubines lloran y comparten el dolor de la Virgen. Es el tipo de piedad romántica que busca conmover de una manera nostálgica y dulzona, que busca la adhesión sentimental
Observaciones del bien mueble
Tiene dos grandes mutilaciones en la parte inferior izquierda.