Pilatos diciendo: "he aquí al hombre" ("Ecce homo") presentó a Jesús ante el pueblo después de azotarlo, llevando la corona de espinas en la cabeza y un manto color púrpura sobre los hombros (San Juan 19:5). La cara pálida después del martirio con los ojos entreabiertos al igual que la boca, sin apreciarse los dientes y no se aprecian los estigmas puesto que aún el Salvador no ha sido crucificado. La barba tallada está dividida en dos partes a la usanza de los rabinos. A esta pieza la comunidad le denomina "Padre Jesús".