El Bautismo de San Agustín

Descripción del bien mueble

La historia de la vida de san Agustín es tan turbulenta como profundos sus cambios y sus reflexiones. Después de haber cambiado de inclinaciones religiosas y filosóficas, terminó abrazando el cristianismo, cuyo primer signo evidente fue el bautismo que recibió durante la víspera de la Pascua de 387, junto con su amigo Alipio y su hijo Adeodato quien entonces tenía quince años y murió poco después. En esta píntura, san Agustín aparece arrodillado en primer plano mientras recibe el agua del bautismo que recoge un obispo con una venera. A su lado, posiblemente se haya querido representar a Adeodato, su hijo, y del otro lado a Alipio. Entre dos acólitos que llevan una vela y un libro, se encuentran santa Mónica, la madre de san Agustín que tanto hizo por la conversión de su hijo y el obispo que posiblemente sea san Ambrosio. Es lamentable que la pintura se encuentre a tanta altura, pues es difícil admirar su gran calidad plástica, la calidad de las texturas de la capa del obispo, así como el detalle de los rostros. Detalles que, junto con una luz que pretende establecer áreas de sombra más profunda en un plano, así como un fondo intenso, permiten fecharla a mediados del siglo XVII.