Estación del Vía Crucis

Descripción del bien mueble

La pintura muestra la escena principal en el centro de la composición. Cristo, vestido de blanco, carga con trabajo la cruz frente a un grupo de soldados. En el primer plano la espalda de un romano, en traje blanco de calzones, faja y camisa con casco, nos permite advertir un agrupamiento de otros que igual a él, hostigan a Cristo cuya espalda se encorva bajo el peso de los maderos. Por el lateral derecho, otro personaje lo escolta por el frente. La escena no posee más elementos, no trabaja los fondos más que con un cielo claro y deja ver las direcciones de las lanzas de los soldados. En la parte inferior una evidente línea horiuzontal permite observar que pudo haber espacio para una inscricpción, un cambio de marco o alguna otra indicación.
Esta escena se refiere a una de las estacioens del Vía Crucus donde se ve a Jesús cargando la cruz, el cortejo recorría (según los escritos) los espacios más populosos de la ciudad. La cruz se apoya sobre el hombro izquierdo y puede ser de madera lisa o trabajada en cortes circular con nudos, rectangular o poligonal.
Según Héctor Schenone, especialista en arte religioso hispanoamericano, la devoción al Vía Crucis se remonta la siglo XIV, como veneración de los Santos Lugares. Se practicaba recorriendo los lugares fijados por la tradición. Esta práctica fue luego tomada por la Iglesia católica en su conjunto. Se efectua delante de un determinado número de cruces de madera llamadas "estaciones" que pueden estar ubicadas en el interior de una iglesia, como en este caso, o en el exterior. Las imágenes pasaron a formar parte de esta práctica pues colaboraban en la meditación de la Pasión.
Desde el siglo XVIII y hasta la actualidad el núimero de estaciones es de catorce. (VER: Schenone, Héctor; Iconografía del arte colonial. jesucristo, Buenos Aires, Fundación Tarea, 1998, p. 245)